TERRITORIO, AMBIENTE Y POBLACIÓN, UNA ENTREVISTA A JULIÁN MORA ALISEDA1

 

TERRITORY, ENVIRONMENT AND POPULATION, AN INTERVIEW WITH JULIÁN MORA ALISEDA

 

TERRITÓRIO, AMBIENTE E POPULAÇÃO, UMA ENTREVISTA COM JULIÁN MORA ALISEDA

 

Lic. Joseline Lisbeth Ponce Vela (Investigadora independiente, Ecuador)2

Abg. Paul Esteban Campoverde Tello (Universidad Nacional del Sur, Argentina)3

Fecha de recepción: 15 de septiembre del 2023

Fecha de aceptación: 20 de octubre del 2023

 

 

Creative Commons 4.0

Cómo citar: Ponce Vela, J. L. y Campoverde Tello, P. E. (2023). Territorio, ambiente y población, una entrevista a Julián Mora Aliseda. Revista Pares - Ciencias Sociales, 3(2), 348-367. ARK CAICYT: http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s27188582/98kb3w397


 

Resumen

En esta entrevista, Julián Mora Aliseda, experto en ordenación del territorio, explica la importancia de manejar conceptos claros y entendidos sobre el calentamiento global. Actualmente los organismos de la administración pública manejan estrategias para combatir los eventos climáticos que, como bien menciona el catedrático español, no son catástrofes, ya que podrían evitarse con una buena planificación en la ordenación de suelos, acorde con una vida digna para cada población, y con disciplina por parte de los moradores y administrativos. Por ello, Mora Aliseda resalta que para hablar de sostenibilidad y de hojas de ruta para el cuidado de la casa común es necesario que el análisis y la posterior aplicación se efectúen de acuerdo con la realidad de cada país, y no con acuerdos que rijan globalmente. Así mismo señala la importancia de respetar los procesos de desarrollo de los países ibéricos y de entender los caminos recorridos por aquellos que ya han logrado tener un equilibrio de sostenibilidad en sus sociedades.

Palabras clave: Sostenibilidad, hoja de ruta, ordenación del territorio, evento climático, vida digna.

 

Abstract

In this interview, Julián Mora Aliseda, an expert in territorial planning, explains the importance of managing clear and understood concepts about global warming. Currently, the world population uses strategies to combat climate events that, as the Spanish professor mentions, are not catastrophes, since they can be avoided with good planning in land management that is consistent with a dignified life for each population and, also discipline on the part of the residents and administrators. For this reason, Mora Aliseda highlights that to talk about sustainability and roadmaps for the care of the common home, it is necessary that these be analyzed and applied according to the reality of each country, but not with general and globalized agreements. Likewise, it points out the importance of respecting the development processes of the Iberian countries and understanding the paths taken by those who have already achieved a balance of sustainability in their societies.

Keywords: Sustainability, roadmaps, territorial planning, climate events, decent living.

 

 

Resumo

Nesta entrevista, Julián Mora Aliseda, especialista em planejamento territorial, explica a importância de gerir conceitos claros e compreendidos sobre o aquecimento global. Atualmente, a população mundial utiliza estratégias de combate dos eventos climáticos que,


 

como menciona o professor espanhol, não são catástrofes, pois podem ser evitados com um bom planejamento na gestão do território, que seja condizente com uma vida digna para cada população e também com disciplina por parte dos moradores e administradores. Por isso, Mora Aliseda destaca que para falar de sustentabilidade e roteiros para o cuidado da casa comum, é necessário que eles sejam analisados e aplicados de acordo com a realidade de cada país, mas não com acordos gerais e globalizados. Da mesma forma, aponta a importância de respeitar os processos de desenvolvimento dos países ibéricos e compreender os caminhos percorridos por aqueles que alcançaram um equilíbrio de sustentabilidade nas suas sociedades.

Palavras-chave: Sustentabilidade, roteiros, ordenamento territorial, eventos climáticos, vida digna.

 

Joseline Ponce Vela (JPV): Julián, que gusto saludarte. Iniciando la entrevista quisiera pedirte que, por favor, nos puedas describir quién eres ¿Quién es Julián?,

¿qué hace?, ¿qué no le gusta?, ¿cómo te podemos conocer?, ¿por qué llegó a estudiar lo que estudió?

Julián Mora Aliseda (JMA): Joseline, muy buenas tardes, también a Paul. En primer lugar, quisiera agradeceros la referencia que habéis tenido de solicitarme esta entrevista. Para mí, participar en temas que luego van a tener trascendencia, siempre es motivo de satisfacción. En cuanto a lo que me preguntas sobre mí, bueno, yo no puedo hablar mal de mí, habitualmente no lo hago, ¿sabes? Por lo menos, no en público. Lo que te puedo decir, y os puedo señalar, es que yo tenía desde pequeño una enorme vocación hacia el territorio. Yo soy hijo de migrante, uno de los años sesenta y setenta. Mi padre se fue a trabajar a Alemania, a Francia, a Suiza y yo en los mapas intentaba saber, según las cartas que le escribía a mi madre, en qué ciudad se encontraba. Y, a partir de ahí, yo imaginaba cómo podría llegar hasta allí, qué carreteras había, qué servicios de trenes, etcétera. Después, lógicamente, como tenía esta afición, me compraron en casa un mapamundi y después un globo terráqueo. Una de las cosas que más me motivaba era saber de memoria cuál era ese país, cuál era su extensión, cuál su población, cuáles eran los principales recursos, si eran minerales o agrícolas, la moneda, etcétera. Y bueno, eso me permitió ser ya de pequeño una persona muy conocedora. Nunca participé en un concurso de televisión, pero creo que hubiera arrasado en esos ámbitos. Luego, profesionalmente, los fui desarrollando en estudios académicos vinculados con el territorio, con la geografía. Me licencié  en Geografía, después me doctoré en Ordenación del Territorio en Extremadura, luego obtuve un me doctorado en Sociología en


 

la Universidad Complutense de Madrid, porque la sociología tiene mucho que ver cuando ordenamos el territorio. Tenemos que conocer las sociedades que allí se instalan, cuáles son sus formas de pensar y de entender, y cuáles son las dinámicas que las personas perciben sobre ese espacio. También hice estudios ligados a la economía regional y algunos másteres, en la Escuela de Ingeniería de Camino de Valencia, sobre la propia ordenación del territorio y otros relacionados con el urbanismo. Bueno, fui continuando mi carrera hasta el momento actual, pero lo que sí quiero señalar es que tuve vocación. O sea, había algo que me llamaba desde muy pequeño, es decir: no llegué al tema territorial por descartar otras cosas. Creo que soy de las pocas gentes, como lo habrá en otras áreas, que ya desde pequeño tenía esa inquietud y, por lo tanto, yo creo que es clave para entender un poco la personalidad de cada uno y cómo se desarrolla profesionalmente (en mi caso, no solo profesionalmente, sino también académicamente) en estas áreas en las que, como en la ordenación del territorio, confluyen muchas actividades ligadas tanto a la actuación humana como a la naturaleza. Y ese es un poco el resumen que podría hacer de mí.

 

JPV: Julián, esta vocación que usted tenía desde pequeño ha ido creciendo. ¿Cree que con todo lo que usted ha estudiado se ha saciado esta necesidad de más conocimiento o todavía quiere seguir aprendiendo?

JMA: Creo que es una etapa que nunca se acaba. Al principio todo te va sorprendiendo y todo te va gustando, intentas dar respuesta, pero conforme avanzas, es verdad que cuanto más conocimiento vas acumulando, tu bagaje es mayor, pero también descubres cosas a las que de otro modo nunca hubieras llegado, o a plantearte determinadas hipótesis, con lo cual ya empiezas a entrar en el ámbito de la propia investigación. Es decir, ¿por qué se produce esto?, ¿qué hipótesis pueden  plantearse  para verificarlo?, ¿cómo  puedo contrastar esa hipótesis?, ¿cuál es el marco teórico en el que me voy a apoyar?, ¿cuál es la bibliografía existente más recomendable? Y a partir de ahí inicias un proceso de investigación que al final nunca acaba. Porque aunque uno publique en determinadas revistas indexadas o en determinados libros también de índices en SPI (Scholar Publisher Indicator), es decir, siempre de referencia, cada día que pasa sigue viendo que esos campos se van abriendo y que existen múltiples interrelaciones que te llevan a interpretar cada vez mejor el fenómeno. También es cierto que cada 5 o 6 años de dedicación suelo abordar otro tema nuevo. Siempre tiene alguna relación, aunque sea muy colateralmente, con los temas anteriores, pero siempre suelo abrir un tema. Puedo pasar del humanismo durante varios años a centrarme en la gestión de los recursos hídricos o a las áreas protegidas y otros temas. Yo creo que se necesita


 

un mínimo de 5 años de investigación para lograr una cierta especialidad, poder hablar con solvencia sobre ese tema y dar respuesta a las muchas preguntas que se plantean. Lo mismo ocurre con las soluciones que hay que dar en el proceso normal de planificación social y de la gestión de recursos, porque, finalmente, son de ámbito público las competencias en materia del territorio, de urbanismo, de recursos hídricos o de ambiente: son estrictamente propios de la gestión y de la administración pública.

 

JPV: ¿Cuál es, de los temas que ha investigado, el que más le ha gustado y cuál el más complicado de abordar?

JMA: Yo creo que no puedo decir que alguno no me haya gustado; si no, creo que lo hubiera rechazado desde el principio. Todos me han motivado, en todos he sentido que podía hacer algo. Algunos fueron más complicados, como mi propia tesis doctoral: yo no tenía formación en estadística, y abordar, para una serie de municipios muy amplios, muchísimas variables e interrelacionarlas solo se puede hacer a través del análisis factorial en componentes principales, eso implica que tienes que abordar todas esas variables, meterlas en programas computacionales y luego resumir todo en una serie de factores que explican el 70 % o el 80

% de la varianza o de la realidad; de otro modo, si no utilizáramos estos elementos, pues serían variables cuyas interrelaciones pasarían desapercibidas para el investigador. Y al investigar se mide no por el simple prurito de medir, sino para servir de base a la mejor planificación y a una gestión más coherente de algo que ya sabes y que conoces porque lo has trasladado a indicadores.

 

JPV: Entrando un poquito más en el tema del territorio, ¿nos puede comentar cuál es la situación de territorio allá en Extremadura donde usted se ubica?

JMA: La situación en Extremadura y en Europa, respecto a Ecuador, es muy diferente. Primero porque aquí hay una larga cultura de planificación. Se ve en nuestras ciudades, si han tenido la oportunidad de viajar a España. Ustedes la tenían inicialmente durante la época colonial, pero luego con el crecimiento posterior, especialmente al final del XIX y todo lo que ha sido el siglo XX, no han cuidado esos elementos básicos y la población se ha ido extendiendo por doquier. En estos momentos tienen ustedes problemas cada vez que venga el Niño o acontezca otro tipo de eventos naturales. Yo ya no hablo de cambio climático, son eventos naturales que, si no hay planificación, se concretan en desastres naturales. Les quiero decir con esto que muchas veces cuando hablamos de América y todo el mundo menciona: "los desastres del cambio climático", no son desastres, son eventos. Una inundación es un


 

evento, es algo que se produce cada cierto tiempo. Unas veces se repiten más, otras veces, menos, dependiendo de si estás en un clima más tropicalizado o un poco más hacia el sur. Por ejemplo, el caso de los Huaycos en Perú lo tienen ustedes al lado, pero también lo padecen. Es decir, si la población, si ese fenómeno o evento meteorológico de lluvias intensas, por poner un caso, se da en una zona de bosque donde no vive nadie, no pasa de ser un evento. Ahora, si eso se da en zonas donde están asentadas las poblaciones, a la vera de los ríos, lógicamente las lluvias torrenciales van a hacer que el nivel del río crezca y acabe inundando; las invasiones poblacionales se han asentado en tierras que no le corresponden, que son del río, y el río vuelve por sus escrituras de propiedad. Decimos: “No, es que ha ocurrido una catástrofe natural”. Es una falta de planificación, no es una catástrofe natural, porque ese fenómeno se repetirá a lo largo del tiempo como se ha repetido en la historia. Tenemos que tomar precauciones y disponer una localización adecuada a través de una ordenación del territorio. Aquí, en el caso de Extremadura y de España, también tuvimos esos fenómenos hace ya muchísimo tiempo y desde luego que se adelantó la administración, legislando y cumpliendo. Quizás es un poco donde yo veo las diferencias, porque ustedes ya tienen una buena legislación en materia de ordenación del territorio y en planificación urbana, pero no hay cultura de aplicación, no hay disciplina y aquí es algo que se lleva permanentemente, de tal manera que cuando ocurre algún acontecimiento, como esas lluvias intensas, que “dana” (son movimientos de gotas frías, de fuertes precipitaciones), la mayoría de las veces no hay fallecimientos, y en algunos casos ocurren 3 o menos muertes. Normalmente, estas suceden porque se ha incumplido alguna regla, como aparcar el coche en una zona de vaguada, conducir en un momento que quizá debiera haber seguido las indicaciones o permanecer en casas que están en mal estado. Porque cuando ocurren las catástrofes, y están en estudios de la ONU la evidencia, el 96 % de los casos afecta a poblaciones vulnerables, o sea, a las poblaciones que están bien situadas, bien localizadas, que son las que tienen un mayor poder adquisitivo no les afecta, porque viven en áreas perfectamente planificadas, en zonas que no son inundables. Claro, los pobres, si no tienen un suelo disponible por parte de la administración que sea también seguro y barato, pues lógicamente van a ir hacia donde, aun sabiendo que no está legalizado, pueden asentarse por cuestiones económicas, y no piensan tanto y cuando ocurre algo así nadie les va a recriminar que deberían haber hecho otra cosa. Es la administración pública, los municipios o las regiones, la que tiene que decir qué suelo no es urbanizable bajo ningún concepto y disponer lógicamente de una política de vivienda social para que las clases más desfavorecidas puedan estar en lugares seguros y con viviendas que sean dignas y aceptables.


 

 

JPV: Mencionabas que aquí en Latinoamérica faltaba un poco de esta cultura de planificación. Actualmente estamos pasando por el fenómeno del Niño, que ya mencionaste. Sin una cultura de planificación, ¿se puede evitar que las personas tengan tantas afectaciones cuando algo así está sucediendo? ¿Cuál es tu punto de vista al respecto? Tal vez tengas alguna sugerencia.

JMA: Mi punto de vista es claro: tenemos que ordenar el territorio, determinar qué tipos de suelos vamos a hacer. Por lo pronto, en clasificación de suelo; es decir: ¿cuál va a ser el suelo que vamos a destinar al crecimiento de la ciudad, el urbano, el urbanizable y el no urbanizable? Este último va a tener un uso común, es decir, estrictamente agrícola, ganadero, forestal o minero. Por otro lado, otro tipo de suelo añadido a ese suelo común sería aquel que, por determinadas cuestiones, como su singularidad o vulnerabilidad, merece ser protegido y destinado a reservas naturales. En el caso de Ecuador, que tampoco es extenso, son unos 280 mil km2 que tienen en torno a 16 millones de habitantes. Esto significa que pueden ordenar muy bien las áreas urbanas a la hora de controlar sus crecimientos hacia lugares que no sean vulnerables. Porque de esa manera se evitarán víctimas cuando lleguen fenómenos naturales como el Niño, que son eventos que podrían generar catástrofes, pero que, si está todo planificado, no ocurre nada. Bueno, aquí la semana pasada, cuando hemos tenido el Congreso, ha llovido en muchas zonas en muy poco tiempo, en más de 100L por m2, no ha ocurrido nada: alguna inundación en alguna casa más baja, pero no ha pasado de ahí; alguna palmera, algún árbol que ha caído y algún fallecido porque a lo mejor algún muro le cayó encima y debía haber estado en su casa o manteniendo una serie de medidas propias del fenómeno que se estaba dando, del que estaban, ciertamente, avisados.

 

JPV: ¿La clasificación de suelos que tienen en Extremadura incluye todas las clases que mencionaste? ¿Esto es igual en todas las regiones o varía según las características locales?

JMA: Sí, las tenemos, porque el suelo debe tener diferentes usos en función de sus potencialidades. Por lo tanto, se clasifica en urbano, urbanizable o de expansión futura y no urbanizable, es decir, que no se puede edificar, y que puede tener, como les digo, ese uso agrícola, ganadero, forestal, minero o no urbanizable protegido. Pero luego, dentro de la ciudad introducimos una calificación, es decir, en el plano, tenemos que decidir cuál es el área residencial. Ahí queda determinado el máximo de altura permitido, puede ser un edificio de 10, 12 o 15 plantas o pueden ser edificios de máximo 3 o 4 plantas o áreas residenciales,


 

digamos, viviendas adosadas. Pero también tenemos, además la residencial, una comercial, una de equipamientos públicos, es decir, para los servicios sanitarios, los servicios educativos, los servicios culturales, los servicios deportivos, jardines y parques. Y, por supuesto, también tenemos el área industrial, que tiene que estar perfectamente conectada, pero desligada de la ciudad, porque allí tienen lugar actividades molestas, insalubres y, en algunos casos, peligrosas. También tiene que estar en dirección opuesta a los vientos, para que no vayan a la ciudad los humos, ni los olores. Eso es algo que se lleva aplicando desde hace muchísimo tiempo. Además, la ciudad debe tener siempre buenas vías de acceso, para evitar situaciones de constreñimiento dentro de ella.

 

JPV: Julián, ¿cuáles son las diferencias que pudiste notar entre Extremadura, en España, con países que ya hayas visitado aquí en Latinoamérica?

JMA: Pues noto fundamentalmente el tema de la disciplina urbanística a la hora de planificar, porque América para mí es un edén, ya lo decía el cantante español Nino Bravo, ¿no? Y ese edén, yo creo que tiene que luchar ahora entre la conservación y el desarrollo: es clave. Es decir, no podemos esperar que la sostenibilidad lo haga todo, porque sostenible es un concepto muy vago que, además, es polisémico. Quien lo diga tendrá unos intereses u otros y el término tendrá, entonces, un significado u otro. Porque decir que el desarrollo sostenible es aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer el uso de los recursos por las generaciones venideras, tal y como figura en el denominado Informe Brundtland (ONU, 1987), yo creo que nadie puede objetarlo, pero eso es muy romántico, muy poético, y no es mesurable. Necesitamos, como decía al principio, medir los procesos para intervenir sobre ellos, para corregir las disfuncionalidades. En ese sentido, creo que Latinoamérica tiene todavía mucho recorrido por delante, porque debe satisfacer las necesidades sociales, que todavía son muchas, en unos países más que en otros. Quizá Ecuador esté mejor posicionado que la media, al igual que Panamá o Costa Rica, pero hay otros países que tienen mayores dificultades. Hay una población creciente, cada vez menos, por cierto, pero una población creciente que necesita satisfacer sus necesidades y eso implica transformar el territorio para conseguir más superficies agrícola y ganadera, pero al mismo tiempo intentar minimizar el impacto sobre los bosques prístinos o vírgenes y ahí es donde podemos encontrar algunas dificultades. Creo que es importante adoptar las tecnologías que ahora mismo se están desarrollando en muchas áreas para conseguir el máximo de producción con el mínimo de incidencia sobre la superficie forestal o boscosa que ustedes tienen allá y también evitar, lógicamente, la contaminación de las aguas, hacer una minería que intente minimizar también


 

el impacto. Sobre todo, una minería de mínima invasión, es decir, de horadar lo mínimo para poder extraer y devolver luego el material sobrante. Es verdad que no se puede hacer con todos los minerales, porque no todos adquieren el mismo precio en el mercado, pero con aquellos como el litio u otros que tienen un gran valor. Pues, extraigamos a través de un túnel, una operación de mínima invasión con la cámara; es decir, extraemos, convertimos y volvemos a meter la parte rocosa que ya no es portadora del mineral o del metal en su sitio. Eso es una manera también de disminuir consumos y evitar muchísima contaminación. Necesitamos proteger nuestros ecosistemas, pero eso solo no alcanza. Muchas veces estamos diciendo: “no hay que transformar, solo hay que preservar”. Bueno, en los países donde no se crece demográficamente se puede hacer y, de hecho, en Europa cada vez tenemos más superficies forestales, pero antes hemos desforestado. Ahora tenemos cada vez más superficies forestales porque hemos alcanzado unos estándares de desarrollo importantísimos. Cuando voy a Iberoamérica, pues me encuentro que hay otros países que tienen muchísimas dificultades para que la población viva en condiciones dignas: no en todos los sitios hay escolarización, seguridad social gratuita, agua potable, accesibilidad a los municipios y a las casas que están dispersas o niveles de bienestar como los de acá. A lo que más me atrae es que ustedes puedan crecer también, pero crecer dentro de una manera racional. Porque muchas veces parece que excluimos el medio ambiente, creemos que solo es la flora y la fauna. Muchos fundamentalistas, y lo digo así, “fundamentalistas”, creen que es solo eso. El medio ambiente también son las personas y el legado patrimonial que nos dejan. Entonces, todo eso hay que saber compatibilizarlo y compaginarlo de una manera óptima para poder llegar a una planificación correcta y conseguir la mayor eficiencia.

 

JPV: Julián, mencionabas que en Europa ustedes ya pasaron la etapa de la deforestación obteniendo buenos resultados de ello y ahora ya cuentan con nuevas áreas verdes. Recientemente aquí en Ecuador tuvimos una consulta popular sobre la explotación del Yasuní. ¿Cuál sería tu postura al respecto?

JMA: Es un tema complicado, pero yo creo que hay respuesta para ello. Conozco el Yasuní, es un parque nacional de unos nueve mil kilómetros cuadrados aproximadamente y tiene una gran biodiversidad. Pero también tiene recursos petrolíferos importantes con empresas destinadas a la extracción, españolas, como Repsol, italianas e inglesas, y tienen una serie de pozos repartidos; ahora ha habido una votación popular y tal vez a la gente no se le ha explicado todo. Lo digo porque en las zonas donde estaba siendo extraído el petróleo votaron a favor de mantener la extracción, mientras que en los núcleos urbanos, que son ajenos a


 

esos entornos y se informan del tema pero no lo viven, como en Quito, Guayaquil, etcétera, votaron en contra de la explotación del recurso. Miren, yo creo que hay fórmulas de explotarlo de una manera sensata porque si no explotas el recurso del petróleo, ¿cómo vas a poder obtener beneficios para destinar a unas mejoras en las infraestructuras de Ecuador?

¿Cómo vas a poder tener hospitales, mejores colegios, mejores universidades, en definitiva, mejor calidad de vida? Si ustedes se dan cuenta, todos los países desarrollados están explotando sus recursos, todos. Incluso Noruega, que lo ponemos muchas veces como ejemplo de país que va más avanzado en el tema del coche eléctrico, en el tema de la huella de carbono: no lo olviden, su principal recurso es el petróleo. ¿Qué ocurrirá? Ahora ha decidido Ecuador no explotarlo. Bueno, me parece bien es un referéndum, pero quién les va a compensar toda esa cantidad de miles de millones de dólares que quedan ahí soterradas y que en un futuro no van a poder ya recuperar porque vamos hacia una transición energética y posiblemente el petróleo desaparezca como combustible, porque ya lo estamos viendo en Europa: en el caso de España es extraordinario el salto que están dando las energías renovables. Bueno, ustedes están perdiendo una oportunidad de desarrollarse. Hay fórmulas que permiten extraer por tuberías subterráneas ese petróleo que está más alejado del lugar, determinar qué áreas son absolutamente inaccesibles para cualquier actividad y también áreas donde se pueda extraer, comercializar y transformar porque sin esos recursos el Ecuador será más pobre y la pobreza también es importante; se puede explotar sin alterar considerablemente el medio ambiente. Ahora, si lo que quieres es tenerlo totalmente prístino, tendremos que volver a vivir en el neolítico, por decirle de algún modo. Para ha sido no un error de la sociedad sino una mala explicación de cómo las cosas pueden ser compatibles. Yo voy mucho en esa línea, más que de la sostenibilidad yo siempre hablo de compatibilidad entre el desarrollo económico social y la preservación ambiental: no son incompatibles. Vamos a buscar las fórmulas que nos permitan minimizar los impactos, pero no dejar los recursos sin explotar. Todos los países desarrollados han explotado sus recursos. Otros, que están creciendo muchísimo, como China, son depredadores naturales de recursos, no de su país, sino de otros. Es decir, ustedes no explotan sus recursos, pero otros países que llegan aquí explotan: me parece realmente un error grave y que tenemos que intentar compatibilizar, no ir a lo emocional e ir hacia lo racional. Los fundamentalismos nunca son buenos porque al final generan unas posiciones que no se sustentan, por eso hablaba tanto antes de los datos. Tenemos que planificar siempre con datos. El dato mata el relato y eso es


 

clave. Yo creo debería haberse explicado bien a la población ecuatoriana en general que los métodos de extracción del petróleo del Yasuní van a ser mucho menos agresivos con el ambiente, que va a quedar una enorme zona sin ninguna alteración, la mayor parte, salvo el ITT que se corresponda y lo demás, pues toda explotación subterránea para no alterar la biodiversidad. Hay muchas formas de hacerlo y yo creo que no se le ha explicado todo eso cuando a la población se le dice: “no, es que contamina”. Lo cierto es que no hay nada que no contamine: el teléfono móvil o el ordenador portátil por el que no estamos comunicando contamina, tanto en su producción como por la energía que estamos consumiendo en esta comunicación, o cuando nos trasladamos de un lugar a otro. Tenemos que saber que hay que acomodar todo ello para reducir nuestra huella de carbono, por supuesto, pero también les digo que estamos siempre culpabilizando de todo al CO2, pero sin CO2 no viviríamos, no habría vida en el planeta y ahora que tenemos más CO2, ¿qué hay, más superficie verde en el planeta o menos? Hay más, ¿por qué? Porque las plantas hacen su alimento, la clorofila. Es decir, yo no quiero contaminación, por supuesto, pero para desarrollarnos no podemos ser totalmente inocuos. Es que no hay ninguna sociedad que sea inocua. Muchas veces pensamos en el coche eléctrico como sustituto del diésel y del de gasolina. Muy bien, el coche eléctrico también tiene una huella ecológica importantísima, tanto en la producción de los componentes como en las baterías. ¿Qué va a pasar de aquí a 10 o 15 años, cuando esa batería se agote? Pues tienen multitud de componentes que son veneno puro, ¿entienden? Claro que la tecnología va a desarrollar y lo va a reincorporar, pero que no pensemos que hay algo que sea estrictamente neutro. Todo tiene huella: también los traslados de esos vehículos en barcos, en camiones o en trenes. Ahora, ¿la tierra puede soportarlo? Pues yo creo que todavía le queda mucho tiempo, la tierra no se va a acabar nunca, no soy nada apocalíptico. También es verdad que nunca el planeta ha tenido 8.050 millones de habitantes y también es cierto que nunca se ha vivido mejor que en estos momentos, a pesar de lo que nos digan. Joseline, usted que es más joven, igual que Paul, verán que sus padres vivieron peor de lo que viven ustedes, sus abuelos vivieron peor que sus padres y somos la generación también en el mundo más desarrollada, que mejor ha vivido. Nos vamos a sobreponer y a dar respuesta como humanidad a todos estos problemas. Para eso está la tecnología, para eso tenemos una capacidad inventiva extraordinaria y el planeta tiene sus ciclos y también es cierto que casi ninguna especie ha durado más de 9 millones de años. Nosotros tenemos 2 millones de años sobre el planeta, nos quedan 7.


 

JPV: ¿Se puede tener un solo concepto de sostenibilidad o debe aplicarse dependiendo de la población o el territorio?

JMA: Efectivamente. El concepto de sostenibilidad, cuando surge en 1987 con ese informe Brundtland que antes mencioné, surge en Europa y además lo presenta la Ministra de Medio Ambiente de Noruega. Estamos hablando de países muy avanzados. No puede ser la aplicación homogénea igual para todos los países. No es lo mismo Noruega que Nigeria, por poner dos países también petrolíferos. Los niveles son distintos. Entonces, yo creo que tendremos que adaptarlo. Los países desarrollados están haciendo acuerdos internacionales, como los de París de 2015, que dan lugar, además, al tema climático, con las imposiciones que ello significa para los países más pobres, y al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que, por otro lado, son 17 objetivos magníficos, pero no todo el mundo está en la misma posición para cubrirlos al mismo tiempo. Es decir, la ruta de la agenda 2030, que no es otra cosa que una hoja de ruta, tendría que ser adaptada a cada país en función de sus niveles de desarrollo. ¿Cómo le diría yo como ejemplo? Un país rico por ponerlo en caso. Es un país que está gordo, ¿no? Y les dice: “Oiga, como mis indicadores de sostenibilidad me indican que, si sigo comiendo mucho, y mucha grasa, y productos no saludables, voy a tener glucosa, voy a tener colesterol. Además, como me gusta beber alcohol, voy a tener también problemas de cirrosis, voy a tener hipertensión”. Ustedes van a poner lo mismo que nosotros. Vamos a ponernos una dieta muy estricta para cumplir los objetivos de adelgazamiento. Tenemos que perder 20 kilos. Estoy pensando ahora en países como Nigeria o Kenia. Entonces, ellos dirían: “Oiga, si es que nosotros llevamos a dieta décadas, siglos, cómo nos pudo usted poner los mismos requisitos, los mismos objetivos en el tiempo que ustedes, si necesitamos primero alimentarnos y luego bajaremos a la dieta”. Es decir, también tenemos derecho a desarrollarnos y eso implica transformar nuestros recursos. Va muy ligado a lo que le digo ahora a lo del Yasuní. ¿Yo tengo que hacer lo que ustedes hicieron? Pero ustedes lo dicen cuando ya están en el postre, el café, la copa y el puro, y quieren que los demás, que acabamos de iniciar el primer plato definitivo, nos quedemos ahí porque lo demás es perjudicial para nosotros. En este caso, para el medio ambiente, estamos estableciendo unas medidas de injusticia social a partir de la búsqueda de reequilibrio ambiental. Pues vamos a ver en este sentido quién ha sido parte de las causas de la contaminación del planeta. En Europa, por ejemplo, que es el continente más avanzado en términos ambientales, mucho más que Estados Unidos, y bueno, ya no hablo de por qué otros países prácticamente no lo siguen, caso de China y otros, en Europa hay una filosofía dentro de la directiva comunitaria que dice "quien contamina paga”, me parece fantástico, “pero quien conserva cobra". Claro,


 

si ustedes han transformado sus recursos para tener una gran potencia industrial, yo, que soy un país pobre que conservo toda mi biodiversidad, debo cobrarles por ellos, que es un poco lo de Yasuní. Vuelvo al tema de Yasuní: si ustedes no me pagan por preservar ese espacio, ese parque nacional, yo tengo que explotar los recursos, porque, como decía el presidente brasileño Lula en el año 2005: “También los brasileños tienen derecho a comer al menos tres veces al día”. También tenemos que contemplar las particularidades de cada sociedad, porque, si no, el mantra que se lanza desde Europa a todo el mundo es que tenemos que ir hacia el decrecimiento. Y muchos países no han llegado a crecer, y están en decrecimiento permanente, están pasando muchas necesidades, no solo alimentarias, sino también educativas, sanitarias y de todo tipo. ¿Cómo usted va a aplicar en el mismo tiempo los mismos objetivos? Unos tendrán que ir a una velocidad y otros, a otra: eso es de lo que se trata, de que los objetivos del desarrollo sostenible no tengan que hacerse en igualdad de condiciones para todos, sino en función de las posibilidades que cada país o cada territorio en escala más pequeña. Esa es mi perspectiva.

 

JPV: Gracias, Julián. ¿Qué sugerencia podrías dar a los pueblos de Latinoamérica con respecto a este crecimiento que ustedes en Europa ya pasan? Como mencionaste, nosotros decidimos no explotar el Yasuní, ¿qué sugerencia podrías darnos a nosotros?

JMA: Bueno, no soy quién para dar sugerencias, porque soy de fuera, ¿no? Pero sí, lo que les diría es que antes de tomar ciertas medidas en caliente, evalúen. Es muy importante evaluar las estrategias, es decir, ¿qué perdemos con esta medida y qué ganamos? Si entra dentro de lo equilibrado, perfecto, pero ahora ustedes van a dejar de ingresar a las arcas públicas miles de millones de dólares. Si las arcas públicas no tienen esos recursos, tendrán que desarrollar alternativas. Hay alternativas para sustituir la explotación racional, que es lo que sería la idea, racional del petróleo bajo excavación subterránea, etc. Si no hay alternativa, pues van a seguir siendo más pobres. Mucha población, que va a seguir creciendo, va a vivir en condiciones mucho peores  que si  el Estado  tuviese  recursos para  generar infraestructura, generar equipamientos y, en definitiva, políticas de igualdad entre los territorios y entre las sociedades. En Ecuador, que lo conozco, creo que bastante bien, ya que he estado allí muchas veces y he impartido también clases en diferentes universidades, independientemente de las delimitaciones administrativas que tienen y los cantones, hay para tres grandes áreas que requieren un tratamiento territorial y ambiental distinto. Por un lado, la Amazonía más hacia la zona occidental, por otro, la Sierra Andina como eje vertebral y, por otro, la costa. Es


 

decir, son tres unidades fisiográficas que, a su vez, tienen diferente configuración, no solo desde el punto de vista ambiental, sino también desde el punto de vista de la distribución de la población urbana y de los usos del suelo. Evidentemente, Ecuador solo tiene dos ciudades de tamaño importante: la capital, Quito, que está en la Sierra, y Guayaquil, que está en los Guayas, en la zona de costa. Entonces yo creo que estas cuestiones hay que contemplarlas.

 

Paul Campoverde Tello (PCT): Un tema del que se habla en los foros, generalmente, sobre todo en los grupos sociales, es el del cambio climático, y la huella del carbono.

¿Cuál es tu perspectiva al respecto en cuanto al discurso que se presenta siempre en la sociedad?

JMA: Bueno, yo soy por denominarlo de alguna manera, bastante estético. Es decir, el cambio climático nadie lo puede negar, porque es inherente a la propia historia del planeta, que son 4.600 millones de años, y que es distinta de la historia de la humanidad, con apenas 2 millones de años. Entonces, al querer extrapolar todo esto a los últimos 175 años, desde 1850, estamos errados. Es decir, la tierra ha tenido periodos de enfriamiento muy gélidos, de glaciaciones, y otros de calentamiento más cálidos que los actuales, sin tener entonces 8.050 millones de habitantes, sin industrias, coches, aviones, barcos, sin deforestación, y la tierra también se calentaba. Quiero decir que es un fenómeno inherente a la propia dinámica del planeta, que, si se ha acelerado algo o no, ahí es donde nos puede quedar la duda, pero el CO2 ocupa muy poco peso dentro de la atmósfera, es el 0,4 % Quiero decir que tomamos siempre como referencia 1850, que es cuando acaba la última pequeña edad del hielo que hemos tenido. Nosotros hemos tenido las glaciaciones, solo que dentro del pleistoceno y en el último millón de años hemos tenido cuatro en grandes glaciaciones, Guth, Mindel, Rhys y Vir, que son los cuatro ríos suizos que se analizan en sus terrazas, los diferentes tipos de clima a través de los pólenes, a través de restos como la de endocrinología, como se analizan también materiales a través del carbono 14: hay muchos métodos para obtener similitudes o apreciaciones climáticas del momento. Ahora nos estamos calentando, pero el calentamiento no es totalmente lineal . Por poner un caso, en los últimos 10.000 años, un poco después de salir los humanos de las cuevas, es decir, cuando pasamos del paleolítico al neolítico, hemos tenido cuatro periodos cálidos, más cálidos que el actual. El periodo de óptimo Lozeno tuvo lugar hace unos 6.000 años: no me estoy retrotrayendo al Jurásico, al Cretácico ni al Carbonífero, estoy hablando de algo reciente, muy reciente. También en la época romana hubo otro calentamiento mayor que el actual, el holoceno romano, y luego hubo otro, el óptimo medieval, que también fue más cálido que el actual. Y después intercaladamente llegaban


 

épocas de frío. Groenlandia, que ahora es un continente ahí arriba en el norte que pertenece a Dinamarca, era “Gron”, era tierra verde y allí Erick el Rojo en el año en el año 987 se instaló y durante 300 años hubo allí colonos; luego llegó otra vez el frío, que es la última pequeña glaciar, cuando lo que llamamos aquí los bárbaros del norte invadieron Europa, porque se estaba congelando el norte y vinieron hacia el sur buscando mejores condiciones. Quiero decir que esto es algo que se repite. Si en lugar de tomar 1850 como referencia inicial hubiéramos usado el año 1000 o 1100, nos estaríamos enfriando, porque entonces alcanzaron temperaturas más altas, por esto digo que todo depende del punto de referencia. Entonces, el calentamiento ha permitido que haya mayor biodiversidad en el planeta y que también podamos vivir los humanos mucho mejor. Que tenemos que dejar de contaminar, por supuesto. Que tenemos que dejar de lanzar basuras a nuestros mares y a nuestros suelos, por supuesto, porque al final es nuestra casa común, pero creo que estamos dando un exceso de protagonismo al clima. Porque el clima tiene también sus ciclos, independientemente de la actuación humana, que vamos a mejorar, por supuesto, pero, como hemos visto, hemos tenido incluso épocas frías no hace tanto, y la época fría que es mucho peor para la humanidad y para la biodiversidad, porque con la glaciación los suelos acaban en permafrost. Es decir, los suelos se congelan muy profundamente. Todavía en la zona de la Siberia, por ejemplo, solo en verano se descongela la parte de arriba, en lo que sería la taiga y la tundra, y durante la época de glaciación está totalmente cubierto de hielo, y no crece absolutamente nada, porque hay un proceso de crioturbación y las plantas no desarrollan su proceso fenológico. Si no hay plantas, no hay animales, si no hay animales, no hay nada de nada. Lo que les quiero decir es que, ante el calentamiento, lo único que tenemos que hacer es adaptarnos. Si va a subir el nivel del mar, pues no construyamos en la primera línea de costa, vamos a retrotraernos, porque el nivel del mar está subiendo aceleradamente, no tanto como nos dicen, que va a subir un metro cada 20 años. No, ya se ha demostrado que desde 1970 que nos vienen asustando con eso, pero el incremento del nivel del mar es prácticamente reducido, aunque evidentemente va a subir. Pues no construyamos en las zonas próximas, en un litoral bajo o en las orillas de los ríos, porque sabemos que se van a inundar y el agua va a arrasar con todo. Porque las aguas, al final, vuelven por su cauce, y yo creo que lo que necesitamos es aplicar políticas muy racionales y con indicadores que nos permitan medir cuáles son los procesos y la dinámica para que nuestra planificación sea lo más adaptada posible también al modelo de economía y de sociedad que queremos.


 

PCT: Julián, por un lado tenemos el discurso del crecimiento poblacional y, por otro, vemos las poblaciones que cada vez se quedan con menos gente, aquí también en nuestro país, por la migración. ¿Cuál es tu opinión sobre el crecimiento poblacional?

JMA: Hay en todas partes. Ustedes simplemente han llegado al proceso unos años después, pero ese proceso de éxodo rural lo hemos visto en Europa hace ya 60 años. Ustedes han llegado un poco más tarde, pero lo están haciendo ahora más rápidamente y con ciudades peor planificadas. Allí el proceso fue más ordenado, de tal manera que ustedes ahora tienen las invasiones en todas las ciudades no solo en Quito o en Guayaquil, también en Lima, Chiclayo, São Paulo, Río o cualquiera de las grandes ciudades, por no hablar de México y también en toda Centroamérica. ¿Qué está ocurriendo? Un proceso de concentración urbana, y cada vez más las poblaciones quieren tenerlo todo en donde hay oportunidades, que surgen en las ciudades. Siempre fue así, pero ahora de manera más acelerada. Es verdad que el campo puede tener su recuperación gracias a las tecnologías. Yo vivo en un municipio rural, estoy a 10 minutos de la ciudad y puedo estar ahora conectado con ustedes o con cualquier persona del mundo. Eso nos ha permitido un cierto cambio, pero en general donde se concentra al final el empleo es en las grandes ciudades y mientras no hagamos una redistribución de la economía para que haya asentamientos económicos en esos ámbitos rurales, no vamos a conseguir fijar la población. Ustedes habrán escuchado de la España vaciada: España tiene 400 mil km2 , casi el doble de lo que tiene Ecuador, y está vacía, es decir, pueblecitos pequeños, y en algunos ya no vive nadie. Es cierto: ya no vive nadie. Y en otros, quienes viven tienen una media de sesenta y tantos años y el último niño nació hace 30 años. Es un proceso que allí va a tardar en llegar, pero también va a ser más acelerado. Conozco Ecuador y todo Iberoamérica, y este proceso, a medida que los países se desarrollan, se repite. Se está descendiendo el número de hijos por mujer en España, Italia nos gana, tiene 1,18 hijos por mujer, y España, 1,21. Para asegurar el relevo generacional se necesitan 2,1 hijos por mujer; ustedes, en Ecuador, están ahora mismo en torno de 2,3 hijos por mujer. Es decir, cuando antes sus abuelas tenían 8, 10 o 12 hijos, ahora sus mamás los redujeron, pero ustedes tienen a la gente joven con pocas expectativas de reproducción.Yo que he estado allí, en las universidades de la Católica del Ecuador, de los Hemisferios, etcétera, y le preguntaba a la gente: todas las chicas pensaban idéntico a como piensan en Europa, y en España. “Quiero tener uno”, “ninguno”, “uno, dos, ninguno”; y otra dijo “tres”, y todas las chicas giraron para ver quién era esa aventurera que ha dicho que quiere tener tres hijos. Pues aquí igual, el otro día leí en una entrevista a un sociólogo que había realizado un estudio en España precisamente sobre el tema de la fertilidad , que había un porcentaje importante de mujeres


 

jóvenes, y de chicos también, que no tenían intenciones de tener hijos. O sea, no era ya por cuestiones económicas, por los altos precios de la vivienda ni nada, sino que habían decidido que no querían tener hijos y otros muchos no quieren tener más allá de uno. Rara es la pareja que quiera tener dos, y ustedes están muy próximos a esa situación ya, en la gente joven. No hay tantas diferencias, hay mucha homogeneidad entre los chicos jóvenes de los diferentes países, tal vez debido a las nuevas tecnologías, que prácticamente casi todos piensan lo mismo y si no es así, que Joseline me corrija. Y, claro, pues esa es la dinámica. El planeta va a resolver el problema de superpoblación que tenemos ahora, lo va a resolver de una manera natural. Bueno, Europa no crece en estos momentos.Si consideramos solo a los “autóctonos”, no.

¿Por qué? Porque no hay posibilidad de regeneración o de saldo natural positivo. Lo que estamos creciendo en Europa es por la llegada de oleadas de inmigrantes, que son los que vienen a recuperar un poco la situación y tampoco del todo. es verdad que llegan jóvenes, pero los que llegaron, por ejemplo, y hubo también muchos ecuatorianos, los que llegaron en los años 90, en la primera generación, sus padres tenían 3,4 hijos, pero sus hijos, que ya son españoles, que se han quedado aquí, tienen el mismo modelo que aquí, uno o ninguno, a lo sumo, dos.

 

PCT: Claro, para nosotros como ecuatorianos la migración es un concepto importante, porque millones de ecuatorianos han pasado por este proceso desde el siglo pasado. No solamente por buscar oportunidades en la ciudad, sino también migrar a otros países, pero creo que el destino más grande de los ecuatorianos siempre ha sido Estados Unidos y España, es la migración más grande. Es uno de los factores que afecta a la ciudad, de manera positiva o negativa. ¿Cuál es tu mirada sobre esto, Julián?

JMA: Bueno, sobre la emigración en Europa ahora hay un gran debate. Claro, la situación es distinta, porque en Europa, que necesitamos inmigrantes, ahora hay un problema de crecimiento de partidos de ultraderecha, pero no por los inmigrantes que vienen de Iberoamérica. Esos que no tiene ningún problema porque en España, y en menor medida, en Italia y en Portugal, si son de la zona brasileña, como tienen la misma lengua, la misma cultura, la misma religión, la misma música, lo único que necesitan para integrarse es un empleo. Un ecuatoriano, un peruano o una venezolana que llega a España y tiene empleo, automáticamente está integrado. O sea, no hay diferencias o serán pequeños matices. Ahora, el problema de Europa, por ejemplo, es que están llegando oleadas de africanos y no es una cuestión de color de piel. Lo digo claramente: no es una cuestión de color de piel. Es que


 

vienen con una cultura de difícil inserción, tienen una religión como la musulmana, muy enfrentada a los valores occidentales en cuanto a la democracia. Ellos practican mal la teocracia, en cuanto a los derechos de la mujer, en cuanto al colectivo LGTBI, etcétera. Forman sus propios barrios, guetos, donde no se relacionan mucho con otras comunidades y están generando problemas de inserción. Ahora mismo en Suecia ya hay complicaciones, las hay en Holanda, en Bélgica, en Francia. El canciller alemán, Olaf Scholz, de un gobierno socialdemócrata, acaba de decir que va a tener deportaciones masivas. Claro, de población que ha llegado de manera irregular. No estoy hablando de la población que llega como cuando mi padre se fue a trabajar a Suiza, Francia, Alemania, que salían de España después de la post guerra, que salían perfectamente regularizados y van a realizar sus actividades y luego volvieron, se hicieron su casa en España, los hijos pudimos estudiar, igual que han hecho ustedes en Ecuador con la oleada primera que nos llegó a España en los años 90, porque yo, por ejemplo, he visto en Loja, que estaba allí también la Universidad Técnica de Loja, cuando he visitado los alrededores, había barrios con casas, muchas en construcción, otras ya terminadas, que son prácticamente idénticas a las de la Sierra Norte de Madrid, la zona de los ricos. Me decían “este es el barrio de los españoles”, pero ahí españoles no había, eran ecuatorianos que traían planos y fotografías de cómo querían que fueran sus casas aquí, en Ecuador, para vivir al regresar cuando se jubilasen. Y, a lo mejor, tenían a los chicos viviendo en Loja con la abuela. Bueno, tal y como les pasó a los españoles en los años 60, no han tenido problemas de integración.Luego, dudo yo que los hijos que hayan tenido en España se quieran marchar a Ecuador, porque se han hecho a unos hábitos y costumbres locales.He hablado con chicos jóvenes y me dicen: “no, yo voy de vez en cuando a Perú o a Ecuador a ver a mi abuelita o tal”; pero no quieren volver: “no, yo ya me quedo en España”. Porque al final la patria de cada persona es su infancia, no lo olvidemos, es su infancia más que un territorio propiamente dicho.No sé, son reflexiones mías, y han de tomarse simplemente como una apreciación personal.

 

JPV: ¿Julián se considera una persona ambientalista o no?

 

JMA: Yo, totalmente ambientalista, pero entendiendo lo ambiental como los elementos físico-naturales, es decir, entendiendo lo ambiental como el relieve, la geología, la hidrografía, el clima, los suelos, la flora y la fauna, pero también el ser humano y sus diferentes culturas, y también el patrimonio de ese ser humano, el patrimonio cultural, tanto en los usos del suelo como en sus ciudades, en sus construcciones, en su parte incluso inmaterial. Para el medio ambiente es la interrelación de todos esos factores, no solo flora y fauna. A veces designamos


 

como ambientalista a quien solo piensa de esa manera, y tiene una información muy parcial y sesgada de lo que es en realidad el medio ambiente. En el caso, por ejemplo, europeo, y en el de Extremadura, no se podrían entender nuestros paisajes, que hoy día la mayor parte están dentro de la Red Natura 2000 de los espacios protegidos de la Unión Europea, gracias a la biodiversidad, especialmente a la bio faunística, si no es porque esos paisajes han sido transformados desde fundamentalmente la época de la reconquista, es decir, desde la lucha contra los árabes hasta que se les expulsa, otros se quedan porque se les da la opción, se les expulsa en 1492, pero desde antes ya venían la fase de reconquista y entonces a medida que se conquistaban tierras, se iban dando unos usos del suelo. Extremadura, por ejemplo, no entendería sus dehesas, la dehesa se considera el espacio más biodiverso dentro de lo que sería la península ibérica y posiblemente de Europa, junto con la de El Montado portugués, que también es la dehesa, solo que allí se llama montado, y es que hay una especie de árboles que son xerofíticos, de decir, adaptados a las condiciones climáticas, como la encina y el alcornoque, y con la posibilidad de alimentarse ovejas, vacas, y sobre todo el cerdo. Si ustedes han oído hablar del cerdo ibérico, el jamón de pata negra, surge de estos lugares naturales, pero naturales que han sido transformados por el ser humano. Mis antepasados han sido los que han modelado ese espacio, lo han modificado a su antojo en función de las necesidades económicas de cada momento, y ha quedado pues un paisaje de muchos mosaicos, de la intervención sobre áreas más cerradas, donde el monte es más difícil que sea productivo, y ha quedado como área muy relicta, y donde los animales se reproducen, pero hay que dar otra parte de bosque menos denso, con árboles más separados, que permiten la utilización por parte de la ganadería, y también de la mayor biodiversidad. Hay alimentos para especies migratorias que ahora están llegando, como las grullas que vienen de Suecia, de Noruega y de Finlandia, porque aquí encuentran el alimento, la bellota, y huyen de allí, de la nieve, que ahora empiezan a cubrir el suelo ya que no pueden alimentarse, y vienen acá. Otras en verano, como ciertas aves africanas, porque esto es una zona de contacto entre Europa y América, y gracias a estos paisajes transformados, modelados, como digo, por nuestros antepasados, tienen ahora una mayor biodiversidad que si fuesen paisajes de monte cerrado, como lo describía el libro de Monterías del rey Alfonso X, en la época medieval. Curiosa y paradójicamente nuestros espacios naturales necesitan de la presencia del ser humano, realizando sus actividades tradicionales, porque si las dejan, y lo hemos visto cuando les han prohibido sembrar en algunas zonas, la propia población humana se va porque no encuentra resultados económicos y, al no haber alimentos, también la avifauna se ha ido. Paradójicamente, el ser humano y la fauna pueden convivir y se necesitan en estos espacios.


 

En otros, como los de ustedes, en la Amazonía, que es un espacio prístino, se puede y se debe preservar, pero tampoco puedes decir que no vas a tocar absolutamente nada porque hay recursos que con la tecnología actual se pueden extraer sin apenas impactos ambientales y lo relaciono nuevamente con el Yasuní. Y esa es la verdadera estrategia: intentar compatibilizar usos de tal manera que persigas el desarrollo social y económico al mismo tiempo que la preservación ambiental, ahí está la inteligencia humana.

 

Referencias bibliográficas

Organización de las Naciones Unidas. Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. (1987). “Nuestro futuro común”. Informe de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. Res. A/42/427. Ginebra: Autor.

 

1 Catedrático de Ordenación del Territorio (U. Extremadura), Catedrático C. de Administración Pública (U. Lisboa) y Catedrático I. de Medio Ambiente (U. Hemisferios). Es Doctor en Geografía por la U. Extremadura y Doctor en Sociología por la U. Complutense de Madrid. Diplomado en Ordenación Territorial por la U. Politécnica de Valencia. Posee 2 Másteres en temas de Desarrollo Sostenible y Planeamiento Urbano. Ha sido investido con 2 Doctorados Honoris Causa. Profesor Honorífico en 6 universidades, entre las que destacan la Autónoma de México y la Mayor de San Marcos en Perú. Ha dirigido y participado en proyectos de investigación nacionales, regionales y europeos. Su trayectoria académica incluye, además, la publicación de artículos y libros, tanto de investigación como de divulgación, la presentación de ponencias en congresos nacionales e internacionales y el dictado de conferencias en prestigiosas instituciones. Ha ocupado cargos de gestión pública como Presidente del Parque Nacional de Monfragüe y otros universitarios, como Director del Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio.

2 Licenciada en Negocios Internacionales por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Ha coordinado proyectos sociales y realizado voluntariados con personas de la tercera edad, bebés, niños y adolescentes, enfocados en el ámbito ecológico y en zonas rurales del país. Su último proyecto fue un Infocentro en una comunidad rural de la provincia de Manabí. También ha participado en el TEDxPUCE y en diferentes clubes con temáticas de la administración.

ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3891-6503 Correo electrónico: jlpv99@outlook.com

3 Abogado por la Universidad Católica de Cuenca (Ecuador) y doctorando en Filosofía con filiación en el Centro de Estudios del Siglo XX del Depto. de Humanidades de la Universidad Nacional del Sur (Bahía Blanca, Argentina).

ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9897-1400 Correo electrónico: paul.campoverde.tello@gmail.com