MIGRACIÓN
INTERNA: LA MOVILIDAD FEMENINA Y RECONFIGURACIÓN DEL CUIDADO EN LA REGIÓN DEL
NOA
INTERNAL MIGRATION: FEMALE MOBILITY AND THE
RECONFIGURATION OF CARE IN THE NOA REGION
MIGRAÇÃO
INTERNA: A MOBILIDADE FEMININA E RECONFIGURAÇÃO DO CUIDADO NA REGIÃO DO NOA
(Instituto Regional de
Estudios Socio-culturales/
Consejo Nacional de
Investigaciones científicas y técnicas/
Universidad Nacional de Catamarca, Argentina)[1]
Dr. Daniel Esteban Quiroga
(Instituto Regional de
Estudios Socio-culturales/
Consejo Nacional de
Investigaciones científicas y técnicas/
Universidad Nacional de
Catamarca, Argentina)[2]
Dr. Claudio Ariel Urbano
(Instituto Regional de
Estudios Socio-culturales/
Consejo Nacional de
Investigaciones científicas y técnicas/
Universidad Nacional de
Catamarca, Argentina)[3]
Dr. José Alberto Yuni
(Instituto Regional de
Estudios Socio-culturales/
Consejo Nacional de Investigaciones
científicas y técnicas/
Universidad Nacional de
Catamarca, Argentina)[4]
Fecha de recepción: 14 de febrero de 2024
Fecha de aceptación: 05 de abril de 2024
Creative Commons 4.0
Cómo
citar: Barros, M. G., Quiroga, D. E.,
Urbano, C.A. y Yuni, J. A. (2024). Migración interna:
la movilidad femenina y reconfiguración del cuidado en la región del NOA. Revista Pares - Ciencias Sociales, 4(1), 29-56.
ARK CAICYT: http://id.caicyt.gov.ar/ark://ram5cmgpf
La migración femenina es un factor
emergente que afecta la reconfiguración del hogar y las prácticas de cuidado,
siendo por lo tanto un desafío para las agendas públicas. El propósito de este
artículo es describir la migración femenina interna en la región del noroeste
argentino (NOA) y caracterizar la dinámica de la reconfiguración social del
cuidado que se genera en los hogares del interior de la región, producto de
esta movilidad poblacional. Se realizó un estudio exploratorio de orientación
cuantitativa, utilizando fuentes de datos secundarios de la Encuesta Permanente
de Hogares (EPH) y del Censo Nacional (2010). Se analizaron los datos
correspondientes a los aglomerados de la región del NOA, tomando la información
del 4to trimestre de los años 2016 al 2021. Los hallazgos determinan que las
mujeres jóvenes migran hacia los grandes aglomerados principalmente por causa
de educación, mientras que las mujeres jefas de hogar deciden optar por una
movilidad transitoria y periódica a jurisdicciones vecinas, este efecto se
conoce como migración pendular con el objetivo de cumplir con su rol laboral en
un lugar de destino y preservar el cuidado del hogar. Estos sucesos sociales
reproducen un déficit del cuidado en el lugar de origen, que se denomina la
crisis del cuidado.
Palabras claves: migración interna, migración femenina,
reconfiguración del cuidado, NOA
Abstract
Female migration is an emerging factor that influences
home reconfiguration and care practices, hence it becomes a challenge for the public agenda. This article
aims to describe internal female migration in the NOA region and to depict the
dynamic of social reconfiguration of care generated in the households inside
the area because of this population mobility. An explorative study of
quantitative orientation was carried out using secondary data sources from EPH
and the Censo Nacional (2010). Data related to the agglomerates of the
Argentinian Northwest Region (NOA) from the 4th quarter of 2016 to 2021 were
analyzed. Findings demonstrate that young women migrate to large clusters
mainly because of education, while the female heads of households decide on a
transient and temporary mobility to nearby jurisdictions, this is known as a
pendular migration which main purpose is to fulfill a labor role in a
destination and to preserve home care. These social events present a care
deficit in the origin place, it is called a care crisis.
Keywords: internal
migration, female migration, care reconfiguration, NOA
Resumo
A
migração feminina é um fator emergente que afeta a reconfiguração domiciliar e
as práticas de cuidado, desafiando as agendas públicas. O propósito deste artigo
é descrever a migração interna feminina na região do NOA e caracterizar a
dinâmica da reconfiguração social do cuidado que é gerada nos domicílios do
interior da região, como resultado dessa mobilidade populacional. Foi realizado
um estudo exploratório de orientação quantitativa, utilizando fontes
secundárias de dados da EPS e do Censo Nacional (2010). Foram analisados os
dados correspondentes aos aglomerados da região do noroeste argentino (NOA),
tomando as informações do 4º trimestre dos anos de 2016 a 2021. Os achados
determinam que as mulheres jovens migram para grandes aglomerados,
principalmente por causa da educação, enquanto as mulheres chefes de família
decidem optar pela mobilidade temporária e periódica para jurisdições vizinhas,
esse efeito é conhecido como migração pendular com o objetivo de cumprir seu
papel de trabalho em um local de destino e preservar o cuidado do lar. Esses
eventos sociais reproduzem um déficit de cuidado no local de origem, o que é
chamado de crise do cuidado.
Palavras-chave: migração interna, migração feminina,
reconfiguração do cuidado, NOA
1. Introducción
Este trabajo se inscribe en el campo de
los estudios de población, integra los aportes de la sociología y la
demografía. Según Turra y Fernandes (2021), la modernización, el avance
tecnológico, el desarrollo socioeconómico y las decisiones de índole político estatal, fueron factores
clave para el proceso de transición demográfica que se registra desde hace
décadas en Argentina y en la región latinoamericana.
En el proceso conducente a la transición demográfica se ha
observado que la migración poblacional ha sido uno de los factores clave para
los cambios poblacionales. El Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía
(CELADE) (1997), advierte que históricamente la migración ha tenido una
posición secundaria dentro de los estudios demográficos por dos tipos de cuestiones:
en primer lugar, por una de índole conceptual y segundo de orden metodológico,
vinculado a la dificultad para definir y medir los procesos migratorios. Por lo
tanto, este trabajo apela a la interdisciplinariedad para hacer una lectura de
los procesos de movilidad poblacional adoptando una perspectiva de género.
La población viene transitando por diferentes cambios
sociales relacionados con la migración que está produciendo una reconfiguración
de la organización de las familias y los hogares. Diferentes trabajos
sustentados desde la sociología indican que la dinámica tradicional que
organizaba a las familias y a los hogares se ha transformado (Pinillos-Guzmán,
2020). Tradicionalmente las familias se conformaban bajo el modelo doméstico
nuclear extenso y con un hogar de origen estable. La red organizacional del
cuidado o la gestión del espacio doméstico se regía a partir de las normas
diferenciadas de lo público y lo privado.
Los estudios demográficos demuestran que los indicadores más
significativos en la transformación social, económica y política en el interior
de los hogares tiene que ver con el descenso de la natalidad, la elevación de
la expectativa de vida (por lo tanto, mayor envejecimiento) y la migración
femenina que es un factor novedoso.
Desde una mirada global, la caída
de la fecundidad fue la principal característica de la transformación
demográfica regional en la segunda mitad del siglo XX (CEPAL, 2017). En el período comprendido entre 1965-1970 y el quinquenio
2015 y 2020 América Latina y el Caribe pasó de tasas de fecundidad muy altas
(5,5 hijos por mujer), en comparación con el contexto mundial a tasas levemente
inferiores al nivel de reemplazo (2,05 hijos por mujer) (Huenchuan, 2018). En
Argentina, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) la tasa de natalidad ha caído a 1,54 en el 2020,
llegando a un nivel de reemplazo de 2,1 hijos por mujer.
Según lo señalado por Huenchuan (2018), se establece que el cambio
de estructura por edades de la población es un fenómeno que ha sido anunciado
con prudente anticipación. Hoy en día el envejecimiento demográfico es un
proceso en marcha, con variaciones subregionales y entre países, pero bien
establecido. Desde el punto de vista de sus implicancias económicas y sociales
se trata quizás de la transformación más importante de esta época. Es un
fenómeno que viene experimentando sus cambios desde finales de la década de los
sesenta y comienzo de los setenta con procesos diferenciados y particulares
dependiendo del contexto social, económico y político. El informe de Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) (2017) advierte que el proceso de envejecimiento en la
región convive con dos rasgos territoriales: I) un amplio predominio de la
localización urbana entre las personas mayores, lo que influye en sus
requerimientos y condiciones de vida; y II) un envejecimiento prematuro en
zonas rurales, lo que influye en el desarrollo y el perfil de las demandas. Se
puede decir que estos rasgos territoriales que anuncia la CEPAL se deben al
efecto del flujo migratorio desde el interior hacia los grandes aglomerados
urbanos.
Según el Censo Nacional 2010, en Argentina un 10,2 % de
la población tenía 65 años y más; es decir, existía una alta proporción de
personas mayores con relación a la población total. Una de las características
de la población adulta mayor es la feminización de sus habitantes, a causa de
los mayores niveles de sobremortalidad masculina. Las mayores ganancias en la
esperanza de vida al nacer se registraron entre las últimas dos décadas del
siglo XIX y las primeras dos del siglo XX. La vejez se encuentra feminizada; si
bien nacen más varones que mujeres, estas viven en promedio más años. La
esperanza de vida al nacer de las mujeres pasó de 33,32 años a 78,81 años entre
1883 y 2010, mientras que, para los varones se elevó de 32,60 a 72,08 años
(INDEC, 2022).
La creciente feminización de las migraciones sigue siendo un
tema secundario o ausente en las políticas públicas. En efecto, en los últimos
40 años la migración femenina ha aumentado a escala global, pasando de 46,6 %
en 1960 a 48,8 % en 2000. En América Latina este incremento fue del 44,7 %
al 50,5 % y ha sido aún más acelerado en algunos países (Herrera, 2011).
En Argentina este proceso se incrementa a partir de la década de 1990. La
autora anteriormente mencionada agrega que en los flujos migratorios de Perú a
Argentina, las mujeres representaban el 33,6 % del total de migrantes
peruanos en 1980 y en 2000 alcanzaba el 59,3 %.
A simple vista, parece que la migración femenina, el
descenso de la fecundidad y el aumento de la esperanza de vida son temas
distintos y con lógicas diferentes, pero para este trabajo y desde el análisis
del cuidado cada uno de estos indicadores confluyen e influyen uno con el otro
en la medida que reconfiguran el cuidado en el interior de los hogares.
Considerando los antecedentes antes mencionados en torno a la temática de la
migración femenina, los cambios en el hogar y la redistribución de las tareas
de cuidado a partir de la transición demográfica (descenso de la fecundidad y
elevación de la expectativa de vida), son las líneas que guían a este trabajo.
Entonces, ¿De qué modo las migraciones femeninas internas influyen en la
reconfiguración de la organización social del cuidado en los hogares del NOA?
En efecto la investigación se fundamenta en conceptos
interrelacionados que conforman su corpus teórico. En primer lugar, se aborda
la reconfiguración de la organización social del cuidado en los hogares,
destacando la influencia de la migración femenina interna como factor
emergente. Este fenómeno se entrelaza con la noción de crisis del cuidado,
subrayando la necesidad de comprender cómo las dinámicas migratorias afectan
las estructuras familiares en términos de cuidado y atención. Además, se
integran otros factores sociodemográficos relevantes, como la disminución de la
natalidad, la prolongación de la expectativa de vida y el envejecimiento
interno, que contribuyen a contextualizar y enriquecer la comprensión de las
transformaciones en curso en el ámbito del cuidado dentro de los hogares. Esta
interconexión de conceptos permite trazar un mapa comprensivo de los cambios sociales y demográficos
que inciden en la dinámica del cuidado, ofreciendo una base sólida para el
análisis y la reflexión en el marco teórico y empírico de la investigación.
2. Referencia teórico contextual
2.1. Algunas conceptualizaciones sobre el cuidado y la organización
social del cuidado
Los debates en torno al cuidado han sido
estimulados por las perspectivas teóricas anglosajonas y los movimientos
feministas. Los aportes teóricos iniciales datan de 1970 y en la actualidad
experimentan una notable expansión producida por los aportes de los feminismos
latinoamericanos.
Tronto (1990) señala que el
cuidado es algo holístico, incluye todo lo que hacemos como actividad de la
especie para reparar, mantener y continuar nuestro mundo y que podamos
habitarlo de la mejor manera posible. Por otra parte, propone cuatro fases del
cuidado, como forma de analizar cómo proceden los
procesos del cuidado:
1- “Un cuidado que importa”, que quiere decir reconocer e
identificar algo que necesita cuidado.
2- “Cuidar a”, que alguien diga yo voy a llevar ese trabajo.
3- “Dar cuidados”, que es trabajo físico de proveer cuidados. El
trabajo físico remite a la tarea, pero el sostenimiento del vínculo con el
sujeto cuidado demanda un trabajo y energía psíquica que invista esa tarea de
un sentido vincular.
4- “Recibir cuidados” que implica ver lo que ha pasado después de
terminar el proceso.
La misma autora (2013) agregó posteriormente una quinta fase:
5- “Cuidar con”, que hace referencia a que una vez que el cuidado
se ha terminado, que hemos recibido cuidados creando condiciones adicionales
para el futuro, nos damos con la idea que el cuidado es reiterado y al
reiterase aparece la cualidad moral de la confianza y la solidaridad con las
personas con quienes formamos relaciones de cuidado. El cuidado visto desde
este nivel más amplio se considera como el cimiento de la organización del
bienestar social de una comunidad.
Batthyány (2004), señala
que el
cuidado designa la acción de ayudar a un niño, niña o a una persona dependiente
en el desarrollo y el bienestar de su vida cotidiana. Engloba, por tanto,
hacerse cargo del cuidado material, que implica un “trabajo”, del cuidado
económico, que implica un “costo económico”, y del cuidado psicológico, que
implica un “vínculo afectivo, emotivo, sentimental”. El cuidado puede ser
realizado de manera o forma honoraria o benéfica por parientes, en el contexto
familiar, o puede ser realizado de manera remunerada en el marco o no de la
familia. La naturaleza de la actividad variará según se realice o no dentro de
la familia y, también, de acuerdo a si se trata o no de una tarea remunerada.
Según la noción de contexto
situado, en donde cada espacio territorial implica una cuestión social,
realidades y experiencias diferentes; se considera importante complementar las
tres dimensiones que plantea Batthyány con una cuarta dimensión: la
“contextual- política, histórica” que implica incorporar la transversalidad de
los estudios socioculturales y políticos, con perspectiva de interseccionalidad
que integre los factores de género, clase, raza y edad. En cada contexto
social, cultural e histórico el cuidado opera de manera diferente y la
problemática de los cuidados se resuelve de forma desigual, en tanto que como
práctica social es altamente dependiente de los significados culturales que se
asignan al cuidado.
Pensemos en algunos contextos y sentidos del
cuidado no solo implicando la desventaja de género, sino incorporando otros
factores como la clase social, la posición económica, la identidad étnica o la
edad. Imaginemos una mujer afrodescendiente, o indígena, migrante o trans con
escasos recursos que vive en la periferia, atravesada por una cultura
hegemónica patriarcal, ¿cómo resuelve el problema del cuidado para ella y los
integrantes de su familia? Por lo tanto, posicionarse desde esta dimensión,
permitiría conocer cómo el mismo contexto sociocultural opera en la
naturalización de las tareas de cuidados y reproduce la invisibilización del
trabajo de cuidado.
Es así, que el cuidado no es solamente una
práctica aislada, sino que es una práctica que atraviesa toda la estructura
social y está impregnada de sentidos, diálogos, discursos y acción política. La
función de cuidado tanto a nivel individual como comunitario va a depender del
fin con el
que se realice, en la medida en que se trata de
determinar qué significa otorgar cuidados y
quién o quiénes
son los encargados de garantizar tal derecho.
Este debate conceptual y muchos otros lleva a
reflexionar sobre la naturaleza del cuidado. Por lo antedicho el concepto de
cuidado es multidimensional y abarca muchos aspectos de la sociedad y de la
vida personal; y cualquier idea sobre el cuidado opera como una herramienta.
Gonzáles Méndez (2014) sostiene que el cuidado contiene
dimensiones que apuntan al mejoramiento del entorno y, en general, al
sostenimiento de la calidad de vida de las personas. Sin embargo, las
discusiones sobre el trabajo del cuidado señalan que este ha sido una labor
relegada a un segundo plano, devaluada en su relevancia para el funcionamiento
de la sociedad. La autora antes mencionada refiere que el trabajo de cuidados
remite en el imaginario social al espacio de lo privado, de lo doméstico y lo
femenino. En consecuencia, el cuidado en general no ha estado presente en las
agendas de construcción de lo público, pese a la gran importancia de su papel
dentro de la sociedad.
Asimismo, para González Méndez, quien toma los
aportes de Scott (1993), la invisibilización está estrechamente relacionada con
la naturalización que se le ha otorgado al trabajo del cuidado, asignándole de
modo espontáneo a las actividades propias de las mujeres, ligadas al ideal de
la domesticidad. De esta forma, se concibió el trabajo doméstico y de cuidado
como algo innato y natural del sexo femenino y se le puso al margen de la
economía de los países.
En efecto, décadas atrás el tema del trabajo del cuidado
simplemente no estaba en discusión. Era invisible en la agenda de los asuntos
públicos y sociales, en la medida en que no era considerado como una
problemática que involucre a la sociedad justamente por su carácter privado.
Mucho menos una problemática trasnacional que traspase las fronteras.
Ahora bien, ¿qué es la organización social del
cuidado? La organización social del cuidado alude a la forma de distribuir,
entender y gestionar la necesidad de cuidados que está en la base del
funcionamiento del sistema social, económico y de la política social. Para
poder definir la organización social del cuidado se requiere considerar tanto
la demanda de cuidados existente, como quienes proveen los servicios y cubren
la demanda y cómo el régimen de bienestar se hace cargo de esa demanda, así
como cuanto corresponde al mercado (Arriagada, 2010).
La organización social del cuidado parte del reconocimiento
de la división sexual del trabajo. Es una estructura de organización social,
cultural y económica vista desde una dualidad: lo público y lo privado. Lo
público, es lo relacionado con lo productivo, el trabajo asalariado, las
relaciones públicas, es decir, toda aquellas actividades y acciones que es
llevada desde puerta hacia afuera y con un rol comúnmente masculino. Lo
privado, es todo aquello relacionado con lo reproductivo, el cuidado, lo
doméstico, el mantenimiento del hogar y la familia, es decir, todas aquellas
actividades realizadas de puerta hacia dentro; y con un rol feminizado.
Actualmente se ha observado que esta noción de lo público y
lo privado que organizaba la gestión del cuidado en los hogares y en las
familias, viene transicionando debido a los cambios socioculturales y
políticos.
Entonces la organización social del cuidado en
el hogar se reconfigura por los diferentes cambios socioculturales y por la
transición de la población. La migración femenina es un tema poco analizado en
relación con la perspectiva del cuidado, pero hoy en día es indiscutible
observar cómo el efecto de la migración femenina está reconfigurando
la organización del cuidado en los hogares tanto del lugar de origen como de
destino. En el apartado siguiente se tomarán algunas consideraciones respecto
al tema.
2.2. Breve contexto de la migración femenina y
las cadenas globales del cuidado
Este apartado trata de dar cuenta del estado de arte y de
algunas de las principales cuestiones contextuales en relación con la temática
de la migración, migración interna, movilidad
poblacional cotidiana femenina y los cuidados desde una perspectiva de género.
Intentaremos responder interrogantes como ¿Qué relación hay
entre la migración femenina y el cuidado? ¿La migración femenina interna es un
factor emergente en la crisis del cuidado? ¿La movilidad cotidiana de las
mujeres está reconfigurando la organización social del cuidado en los hogares?
Para dar respuesta a estos interrogantes, es importante
iniciar diciendo que el proyecto emancipatorio y la lucha en la adquisición de
derechos para las mujeres son escenarios ganados recientemente y que aún se
mantienen en movimiento. La incorporación de la mujer al mercado laboral, la
libre elección de instrucción personal o la profesionalización, la
planificación o postergación del proyecto familiar y recientemente la
incorporación de la mujer en el fenómeno de la migración a otras regiones en
busca de la mejora en la condición social y económica, constituyen cambios
sociales que influyen en la crisis de los cuidados tradicionales.
La migración interna y la movilidad de las mujeres es un
fenómeno social emergente, por lo que hay pocos estudios sobre procesos
migratorios internos y más aún sobre migraciones femeninas internas y movilidad
cotidiana en mujeres por causa de trabajo y/o estudio.
La migración es el movimiento que implica un cambio de
residencia definitivo o semipermanente, puesto que modifica la distribución
territorial de la población e incide directamente en la planificación
económica, además de ser el que más influye en la familia. El mismo informe,
señala que la migración es un fenómeno que se produce entre dos poblaciones: de
origen o punto de salida del migrante, y de destino o lugar de llegada del
migrante (Orbea López, Araujo González y Griñán Vergara, 2021). Por su parte,
Giusti y Calvelo (1999),
sostienen que las migraciones son entendidas como un traslado que
suponen un cambio del espacio de vida de los individuos.
La relación de punto de salida y lugar de llegada se puede
dar a escala nacional, en el interior de las unidades territoriales (región,
provincias y municipios) y es lo que se conoce como migración interna.
Es importante hacer un paréntesis y reconocer que dentro de
la gran área de la migración hay diferentes formas y sentidos de movilización y
desplazamiento poblacional debido a la compleja dinámica social, económica y
política, por lo tanto, en este artículo la migración es analizada como un
fenómeno social.
Ahora bien, estudios recientes sobre
las migraciones han dado visibilidad a las nuevas modalidades, entre ellas, la
movilidad cotidiana para trabajar o estudiar es una categoría desarrollada en
el informe publicado en CEPAL por Rodríguez Vignoli (2022), que implica una
movilidad transitoria para cumplir determinado objetivo, por lo que no es de
carácter permanente sino transitoria.
Rebello de Lima Francellino (2020) referencia la movilidad
cotidiana como migración pendular, las personas se desplazan diariamente para
realizar acciones de su vida cotidiana como trabajar, estudiar, ocio, entre
otros. La autora dice que es mucho más que un movimiento de ida y vuelta de
personas. Es también vivir el lugar, de modo que los individuos compartan
sentimientos, dificultades, superaciones y experiencias. Así, el acto de ir y
venir, los mismos viajes, las trayectorias repetidas y rutinarias generan
recuerdos y establecen conexiones con el espacio, forman parte de la vida
cotidiana de estas personas, asumen un valor simbólico con la ciudad y el
sentimiento de pertenencia al lugar.
Los estudios sobre migración, en las últimas tres décadas
han sido testigos de una creciente atención a la participación de las mujeres
en los flujos migratorios transnacionales. Barañano y Marchetti (2016), expresan que el papel de
las mujeres migrantes en la reconfiguración a escala global de las actividades
de cuidados o de reproducción social, se activa a partir de la década de los
noventa, en el contexto de lo que a partir de este momento comienza a conocerse
como el proceso de globalización.
Las autoras
mencionadas en el apartado anterior, quienes toman los aportes de Sassen
(2003), afirman que este cambio social es producto de la migración femenina y,
a su vez, es la otra cara de la llamada crisis de cuidados que, comienza a manifestarse
en este período en buena parte de los países del Norte, que se convierten en
receptores de estos primeros flujos de mujeres migrantes, lo que pone en marcha
nuevas estrategias de supervivencia a escala global.
Todos estos cambios, como expresan
Ehrenreich y Hochschild (2003), representan una fuga de cuidados, donde las
localidades y los países emisores, acaban derivando en una crisis de esta
actividad en dichos espacios y produciendo no sólo la constitución de un
importante flujo de reproducción social a escala global, sino también una
remodelación de estas tareas en un número creciente de zonas del mundo; dando
lugar a la expansión de nuevas realidades, como las familias transnacionales o
las maternidades, las paternidades o las infancias a distancia (Barañano y
Marchetti, 2016).
Entonces el efecto de la migración femenina
incide directamente en los cuidados tradicionales, dando paso a nuevas formas
de organizar el cuidado desde una perspectiva global y transfronteriza,
teniendo como nicho la distancia, la frontera y los vínculos transnacionales.
Surgen así las cadenas globales del cuidado. Hochschid (2000), afirma que las
cadenas globales de cuidado aluden a una serie de lazos personales a lo largo
del mundo basado en el trabajo de cuidado remunerado o no remunerado.
Por su parte, Pérez Orozco (2014),
señala que la crisis de los cuidados en los países del centro se engarza con la
crisis de reproducción social en los países del Sur Global que impele a tantas
mujeres a migrar. Entre ambas, se conforman las llamadas cadenas globales de
cuidados. Con este concepto se refiere a las redes transnacionales que se
establecen para sostener cotidianamente la vida y a lo largo de las cuales los
hogares y, en ellos, las mujeres, se transfieren cuidados de unas a otras
con base en ejes de jerarquización social.
Las cadenas globales de cuidados están
compuestas de varios procesos de orden social, vincular, económico-laboral,
territorial, etc. En razón de lo previamente señalado, este trabajo propone
analizar la reorganización de los cuidados a partir de la migración desde dos
perspectivas organizacionales:1) perspectiva centrada en las personas migrantes y;
2) perspectiva enfocada en la estructura territorial relacional.
Perspectiva centrada en las personas migrantes
1.
La migración como un proyecto colectivo: desde la
perspectiva migratoria aparecen dos categorías emergentes que son la familia y el género. Esto
pone en tensión la concepción del enfoque clásico migratorio, en la medida que el
mismo hacía referencia a un proyecto individual
masculino, en donde un individuo migra de forma particular frente a un análisis
de costo y beneficio vinculado fundamentalmente a los salarios que puede ganar
en destino. En contraparte, las migraciones
femeninas pasan a ser una estrategia grupal y familiar, no de tipo individual,
sino que involucra al conjunto familiar en la ganancia de mayores aspiraciones,
no solo de tipo material y/o monetaria sino también de mantenerse unidos por un vínculo que posibilita
seguir garantizando el cuidado del hogar y de los integrantes a la distancia.
2.
Interrelación de las familias trasnacionales que se transfieren cuidados
de unos a otros: se trata de la organización y la gestión de los cuidados tanto
en el lugar de destino como de origen. Existe una doble relación de
transferencia del cuidado producto de las mujeres que migran o se movilizan.
Primero, al llegar a un lugar de destino con el objetivo de realizar un
servicio de trabajo (comúnmente trabajo de cuidados remunerados) estos bienes
monetarios ganados, en gran parte es enviado a su familia y al hogar de origen
en forma de remesas. Y segundo, a su vez las mujeres migrantes dejan los
cuidados de origen a cargo de otras personas (comúnmente mujeres: abuelas,
hijas mayores, nueras) quienes son el nexo para mantener la comunicación y el
vínculo a la distancia con los demás integrantes del hogar. Por lo tanto, la
mujer migrante gestiona una interrelación y una transferencia del cuidado entre
el lugar de destino y el lugar de origen.
Perspectiva centrada en la estructura
territorial relacional
Herrera
(2011) en su artículo sobre
migración de mujeres andinas para realizar trabajo de cuidados, advierte que la noción
centrada en las estructuras ha sido analizada como resultado de la coincidencia
de una crisis de los cuidados en los países de destino y con una crisis de
reproducción social en los de origen. Por su parte Pérez Orozco (2009) a partir
de la noción sobre los impactos socioeconómicos, indica la perspectiva de
“hogares transnacionales de destino” y la perspectiva de “hogares
transnacionales de origen”. A partir de los aportes de las autoras antes
mencionadas, este trabajo reflexiona sobre dos tipos de hogares que involucran
la migración y el cuidado.
1.
Hogar
de destino: son hogares empleadores que requieren de cuidados cuando se necesita solventar o cubrir la
falta. Los hogares de destinos contratantes de cuidados están localizados
comúnmente en las grandes urbes, aglomerados o lugares con economías más desarrolladas.
Como primera aproximación lo importante aquí es reflexionar ¿Por qué se contrata trabajo de cuidado de hogar? Se puede decir que hay una
necesidad de cubrir los cuidados de destino y
en rasgos generales las razones por la cual se contrata son debido al déficit
del cuidado, no existe una responsabilidad
social y política del cuidado, por lo tanto, no
queda otra opción de contratar trabajo de hogar barato y racionalizado (mujeres
migrantes). Esto tiene que ver con visibilizar un problema colectivo en la
medida que haya opciones públicas y universales para responder a los cuidados.
2.
Hogar
de origen: son hogares en la medida que son vistos
desde un fenómeno negativo, las mujeres, las madres se marchan y los hogares se
descomponen; los menores de edad y adultos mayores quedan sin cuidados. Frente a esta mirada negativa de falta
de cuidado se genera un sentido de culpabilidad. En
el lugar de origen se produce una crisis de la reproducción social del cuidado
que debe ser cubierto. Díaz Gómez y Marroni (2017), hacen referencia a la
construcción de la categoría de abuelas de la migración, término que se usa en
referencia a personas adultas mayores que se fueron quedando solas en el lugar de origen
a causa de la migración de los miembros de sus grupos domésticos. La
literatura, al abordar estas variables, puso énfasis en las abuelas que se
quedaron en el lugar de origen y que cumplían el rol de cuidadoras y criadoras
de nietos, principalmente, por la migración femenina.
Por lo tanto, las cadenas globales de cuidados están
modificando la organización social del cuidado y son síntomas de la falta
global de corresponsabilidad social y política. Incitan a la expansión de un
estilo de vida mercantilizado del cuidado sostenido sobre las bases de la
desigualdad y la subalternidad de las mujeres.
3. Metodología
Este artículo se inscribió bajo la metodología cuantitativa,
adoptando una perspectiva conceptual interdisciplinaria que articuló los
estudios de la sociología, la demografía social y las teorías del cuidado en
clave de género.
Es un estudio exploratorio basado en el análisis de fuentes
de datos secundarias. La información fue analizada utilizando el método de
análisis estadístico descriptivo para las Ciencias Sociales. Se analizó la
información de los grandes aglomerados del NOA correspondiente a las
provincias: Catamarca, La Rioja, Salta, Santiago del Estero y Tucumán, tomando
como periodo de estudio el cuarto trimestre entre los años 2010 al 2021.
Para el relevamiento de la información se utilizaron datos
de fuentes secundarias: Encuesta Permanente de Hogares (EPH) periodo 2016-2021,
Censo Nacional 2010 y Estadísticas Vitales de la Dirección Nacional de
Estadísticas e Información en Salud periodo 2010-2020. El análisis de los datos
se procesó mediante el programa estadístico informático conocido por sus
siglas: Statistical Package for Social
Sciences (SPSS).
Se obtuvo frecuencia de la evolución de las tasas de
natalidad, utilizando las bases de datos en estadísticas vitales de la
Dirección Nacional de Estadística e Informática en Salud, mediante las que se
realizaron cruces con las diferentes provincias que compone el NOA. Por otra
parte, se realizó proyecciones de la esperanza de vida, elaboradas a partir de
los resultados del Censo Nacional 2010 y oportunamente se efectúa cruces con el
indicador sexo y por cada provincia que compone el NOA.
Para medir la migración se obtuvo frecuencia y cruces de los
datos como migración femenina y edad; migración por relación de parentesco;
migración de relación de parentesco por sexo; migración por condición de
actividad; migración de condición de actividad por sexo y migración por
inactividad. Para este indicador se tomó la región del NOA en su totalidad y se
utilizó la fuente de datos EPH. Dado que se trató de un diseño de investigación
exploratorio, de orientación cuantitativa y descriptiva se determinó hacer la
lectura y la discusión de los resultados de los datos utilizando como parámetro
la mirada situada con perspectiva interseccional, reconociendo que el fenómeno
social que se tiene entre manos es una problemática compleja y emergente que
involucra varios segmentos problemáticos, que son inherente a un contexto
social y cultural particular.
Se fijó la importancia de analizar los indicadores de
aumento de la esperanza de vida, descenso de la natalidad, junto con la
migración interna desde una perspectiva de género. La migración interna
femenina (indicador emergente) específicamente estudiado y analizado en este
trabajo, son parte constitutiva de la problemática de la crisis del cuidado y
la reconfiguración de la organización social del cuidado en los hogares. La
revisión de los otros indicadores sería de forma puntual ya que el mayor
énfasis es sobre la migración interna femenina, pero tomar estos indicadores
determina la necesidad de hacer una lectura más acabada en torno al cambio de
los hogares y su reconfiguración en la organización del cuidado en las
familias.
Por último, hay que reconocer que la lectura y el análisis
interdisciplinario hace a la construcción del perfil social y demográfico de la
región del NOA en materia de migración, cuidado y género siendo un instrumento
clave para las políticas sociales.
4. Resultados
Para analizar la reconfiguración de la organización social
del cuidado en los hogares y la crisis resultante de la migración femenina
interna, considerada un factor emergente y una categoría central de este
artículo, se hace imprescindible complementar dicho análisis con la revisión de
otros factores sociodemográficos como el descenso de la natalidad, la
expectativa de vida y el envejecimiento interno.
Gráfico N.o
1. Evolución de las tasas de natalidad.
Provincias del NOA y Total del País. Años 2010 al 2021
Fuente: Elaboración propia sobre la base de las Estadísticas Vitales de la
Dirección Nacional de Estadísticas e Información en Salud. Años 2010 al 2021
El gráfico N.O 1 refleja cómo fue descendiendo la
fecundidad en las diferentes provincias que componen la región del NOA. En el
año 2010 se observa que para el total país, el nivel de reemplazo es
aproximadamente de 2,0 hijos por mujer, llegando para el año 2020 un reemplazo
de 1,3 hijos por mujer. La provincia de Salta tiene unos de los datos más
significativos, en el año 2010 la tasa de reemplazo es de 2,3 hijos por mujer y
para el año 2020 es de 1,5 hijos por mujer. En la provincia de Catamarca el
nivel de reemplazo es de 1,5 a 1,3 hijos por mujer, respectivamente para los
años 2010 y 2020. Para La Rioja es de 1,5 a 1,3. Tucumán es de 2,0 a 1,5 hijos
por mujer. Jujuy es aproximadamente de 2,0 a 1,5. Y para Santiago del Estero el
nivel de reemplazo es de 2,0 a 1,5 aproximadamente hijos por mujer. En todos
los casos anteriormente mencionados corresponde para el año 2010 y 2020
respectivamente.
Gráfico N.o 2. Esperanza de vida al nacer por sexo, según
provincias del NOA. Período 2008-2010 y 2015 al 2025
Fuente: Elaboración propia sobre datINDEC,
Tablas abreviadas de mortalidad por sexo y edad 2008-2010. Total, del país y
provincias. Serie Análisis demográfico n.o 37 y Proyecciones
elaboradas en base a resultados del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas
2010
En el gráfico N.o 2 se observa que la esperanza
de vida se ha elevado mostrando una tendencia de aumento de años ganados para
el conjunto de las provincias del NOA y variaciones según el sexo. En el
período 2008-2010 los varones alcanzaron una esperanza de vida promedio entre
70-73 años con diferencias en cada provincia. Las mujeres en el mismo periodo
alcanzaron más años de vida, se observa el promedio de 78-79 años con
variaciones según la provincia. En el año 2020 la esperanza de vida alcanzada
es 74-75 años en los varones y 80-81 años en las mujeres. Para el año 2025, se
proyecta que la esperanza de vida que alcanzarán los varones será de 77 años,
es decir que se prevé el promedio de dos años de vida ganados, para las mujeres
su esperanza de vida será de 82 años.
Cuadro N.o 1.
Migración femenina diferenciada
por edad, según provincias del NOA y total del país. Periodo 2016-2021
Grupos de edad |
4to Trimestre |
|||||
2016 |
2017 |
2018 |
2019 |
2020 |
2021 |
|
Total |
100,0 |
100,0 |
100,0 |
100,0 |
134,5 |
100,0 |
0-14 |
18,4 |
2,8 |
5,8 |
4,9 |
15,9 |
20,4 |
15-59 |
77,3 |
1,5 |
3,1 |
2,4 |
1,3 |
72,2 |
60 y más |
4,4 |
95,7 |
91,1 |
92,6 |
117,2 |
7,4 |
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la EPH, INDEC. Periodo 2016-2021
Con respecto al indicador de migración, en el contexto del NOA se
observa que la migración femenina en las últimas décadas se consolida como
parte constitutiva de los flujos migratorios internos para la subsistencia. En
el Cuadro N.o 1 puede
observarse que la población de mujeres de 15 a 59
años es la que mayor participación tiene en
los flujos migratorios. Fluctuó entre los periodos: en el año 2016 con un
índice porcentual de 77,3; en el 2019 un porcentaje de 92,6 y para el año 2021
descendió a un índice de 72,2.
Cuadro N.o
2. Migración diferenciada por relación de parentesco del NOA. Periodo 2016-2021
Relación de Parentesco |
4to Trimestre |
|||||
2016 |
2017 |
2018 |
2019 |
2020 |
2021 |
|
Total |
100,0 |
100,0 |
100,0 |
100,0 |
100,0 |
100,0 |
Jefe/a |
37,4 |
38,8 |
46,0 |
38,9 |
7,5 |
38,4 |
Cónyuge/Pareja |
13,5 |
17,4 |
14,8 |
13,2 |
3,0 |
22,2 |
Hijo/Hijastro/a |
29,8 |
25,2 |
20,6 |
27,4 |
52,7 |
27,8 |
Yerno/Nuera |
3,8 |
2,4 |
2,6 |
2,9 |
0,3 |
1,6 |
Nieto/a |
2,8 |
5,0 |
1,9 |
1,8 |
31,0 |
3,7 |
Madre/Padre |
1,2 |
0,0 |
1,2 |
1,0 |
0,0 |
0,7 |
Suegro/a |
0,7 |
0,5 |
0,0 |
0,0 |
0,0 |
0,0 |
Hermano/a |
5,1 |
5,7 |
6,3 |
4,5 |
1,1 |
1,8 |
Otros Familiares |
3,2 |
2,2 |
2,8 |
6,3 |
4,1 |
1,0 |
No Familiares |
2,5 |
3,0 |
3,9 |
4,1 |
0,3 |
2,8 |
Fuente: elaboración propia sobre
la base de datos
de la EPH, INDEC. Periodo 2016-2021
Ahora
bien, en
el análisis de la migración en el cuadro N.o 2, se observa el
parentesco de los integrantes convivientes en el hogar que migran. Se destaca
la migración del integrante de familia el/la jefe/a de hogar, los datos muestran la movilidad
entre el periodo 2016 y 2021, registrando para el año 2021 un 38,4 % del
total de los integrantes. Otro conviviente significativo que migra es la figura
del hijo/a y/o hijastro/a registrando para el año 2021 un 27,8 % del
total. Estos datos dan indicios que la migración de la región del NOA es un
proyecto familiar, ya que los/las jefes de hogares migran juntos a sus hijos/as
o es un proyecto de pareja en tanto que el 22,2 % emprende procesos
migratorios junto con su cónyuge/pareja.
La migración interna en el NOA,
diferenciada por relación de parentesco en el gráfico N.o 3, toma
como indicadores la figura del integrante del hogar con mayor índice, observado
en el cuadro anterior. En el siguiente gráfico se tomó la figura del el/la jefe/a del hogar y el/la
hijo/a, hijastro/a, cruzando ambos indicadores por el sexo. Se observa
que en el periodo 4to trimestre de los años 2016, 2017, 2018 y 2021 las
migraciones correspondientes al jefe varón fueron superiores a la migración de
jefas mujeres. Marcando un sutil cambio en el año 2019 donde las jefas migraron
más, destacando el 62 % del total. Con respecto al indicador hijo/a
hijastro/a se observa un resultado inverso en tanto que las hijas/hijastras
migran más que los hijos varones. En el periodo 2021, las hijas/hijastras
mujeres migran más, que los varones (60 % y 40 % respectivamente). En
el año 2020 se puede visualizar un cambio notable en el flujo migratorio de los/as integrantes hijo/a,
hijastro/a, posiblemente esto se deba a la influencia de la pandemia
covid-19, donde tal vez la mayoría de jóvenes estudiantes tomaron la decisión
de regresar al hogar de origen.
Gráfico N.o
3. Migración diferenciada por relación de parentesco, por sexo del NOA.
Periodo 2016-2021
Fuente:
Elaboración propia con base en
datos de la EPH, INDEC periodo 2016-2021
En el gráfico N.o 4 se
observa la condición de actividad, que hace referencia a la condición de
productividad y actividad que tienen quienes migran en el lugar de destino, es decir, registra a las
personas que migraron del interior a los grandes aglomerados y se consideran económicamente
activos e inactivos discriminada por sexo. En el año 2016 muestra que casi el
35 % de los varones migrantes se encuentran en condición de actividad,
mientras que las mujeres superan con un 64 % del total. Para el año 2021,
los varones representan casi el 42 % de actividad e inactividad y las
mujeres alcanzaron un índice del 48,3 %. Se observa la prevalencia de la
feminización.
Gráfico N.o
4. Migración diferenciada por condición de actividad, por sexo del NOA.
Periodo 2016-2021
Fuente: Elaboración propia con base a datos de la EPH, INDEC periodo 2016-2021
Por último, el cuadro N.o 3
se complementa a los datos presentados en el gráfico N.o 4 sobre
migración diferenciada por condición de actividad. Toma el indicador inactivo y
observa a las personas migrantes económicamente inactivas. Para el año 2016 los
estudiantes representan el 43,2 % del total de las personas migrantes en
condición de inactividad, seguido por amas de casa con 7,5 % y jubilados y
pensionados con el 6,8 % del total. En el año 2021, los estudiantes siguen
liderando con el 35,1 %, le sigue en este periodo los jubilados y
pensionados con el 7,7 % del total de personas migrantes en condición
inactiva y por último las amas de casa representan el 7,5 %.
Cuadro N.o
3. Migración diferenciada por categoría de inactividad.
NOA. Periodo 2016-2021
Categoría de
inactividad |
4to Trimestre |
|||||
2016 |
2017 |
2018 |
2019 |
2020 |
2021 |
|
Total |
100,0 |
100,0 |
100,0 |
100,0 |
100,0 |
100,0 |
Jubilado / Pensionado |
6,8 |
3,8 |
3,0 |
5,0 |
0,9 |
7,7 |
Rentista |
0,3 |
0,8 |
0,6 |
0,0 |
0,0 |
0,0 |
Estudiante |
43,2 |
40,6 |
38,9 |
38,7 |
7,4 |
35,1 |
Ama de casa |
7,5 |
6,8 |
6,8 |
9,6 |
1,8 |
7,5 |
Menor de 6 años |
1,9 |
1,0 |
1,0 |
2,6 |
82,4 |
5,5 |
Discapacitado |
0,4 |
1,3 |
0,5 |
0,0 |
0,1 |
1,7 |
Otros |
3,1 |
0,9 |
0,0 |
1,6 |
0,4 |
42,5 |
Fuente: Elaboración propia con base a datos de la EPH, INDEC periodo 2016-2021
5. Discusión y análisis de los datos
Los
procesos sociodemográficos que transita la región del NOA, no se encuentran
totalmente alejados de los procesos de cambios nacionales e internacionales. El
perfil social y demográfico de la región del NOA se observa transformado por el
paso de los años, partiendo desde los inicios del siglo pasado hasta la fecha.
Estos cambios tienen mayor influencia en la reconfiguración de la familia, el
hogar y la gestión del cuidado con una fuerte perspectiva de género.
Los hogares representan las unidades
básicas dentro del que viven la mayoría de las personas que comparten vínculos
y relaciones bajo la modalidad familiar. Las tendencias en cuanto al número, el
tipo y la composición de los hogares son de importancia para sociólogos,
planificadores y funcionarios encargados de formular políticas (Haupt y Kane,
2003).
La reconfiguración de los hogares y el
cuidado básicamente está condicionado debido a la transición de varios factores
poblacionales. Entre ellos, el índice de la natalidad está condicionado por el
descenso de la fecundidad, a partir de varios cambios y decisiones de índole
político vinculado al poder de elección de las mujeres de maternar y en
convergencia a las políticas de salud sexual reproductiva que se vienen
implementando en las últimas décadas. En demografía este fenómeno se vincula a
una fecundidad controlada, que está regida por la voluntad de los progenitores
para establecer el número de nacimientos, postergación, planificación o la no
procreación. Como se ha observado en los datos de la región del NOA entre los
años 2010 a 2020 la media del nivel de reemplazo pasó de 2,0 a 1,5 hijos por
mujer colocando a la fecundidad por debajo del nivel de reemplazo, esto quiere
decir en términos sociales, que la mayoría de los/as progenitores de las familias contemporáneas toman
la decisión de tener un solo hijo/a. Estos datos sobre el descenso de la
fecundidad comparten ciertas similitudes con otras regiones, y con la tasa
nacional observando para el año 2010 un índice de 2,3 hijos por mujer,
evolucionado para el año 2020 a un 1,3 hijo por mujer.
Esta
transición de la fecundidad pone en crisis los cuidados tradicionales
produciendo una reconfiguración en la organización social del cuidado en el
hogar. Ya en la década de los noventa, Knopoff y Oddone
(1991) plantean el impacto de las transformaciones de las familias en las
prácticas de cuidado, debido a la reducción de los integrantes del hogar. Según
los autores, hubo un cambio en la configuración de la familia extensa, que se
conformaba de varios hijos/as y nietos/as, por lo que las tareas de cuidado eran
distribuidas entre los diferentes miembros. Este tipo de organización social
del cuidado, en nuestro país desde hace 40 años se viene modificando por la
reducción de integrantes en la familia, lo que genera un achicamiento de la red
familiar de cuidado, proceso denominado verticalización de la estructura
familiar.
Con respecto a la esperanza de vida la
misma se elevó, revelando que la región del NOA se encuentra en una etapa de
transición moderada con respecto a las otras regiones, pero ya definida. Es un
fenómeno social en marcha que amplió la franja etaria en la vejez, se observaba
para el periodo 2008- 2010 que la esperanza de vida oscilaba entre 72 años para
los varones y 78 años para las mujeres. Para el año 2020 se elevó marcando un
índice de 74 años para los varones y 81 años correspondiente a las mujeres. En
el año 2025 se proyecta que la esperanza de vida que alcanzarán los varones es
de 77 años, mientras que para las mujeres es de 82 años.
Los datos mencionados reflejan la
heterogeneidad en la etapa de la vejez, las personas mayores transitan una
calidad de vida diferenciada, no es lo mismo una vejez a los 60 años a una de
80 años. Es necesario visibilizar la emergencia de “otras vejeces” marcadas por
la longevidad, la generación, el proceso social y cultural.
Según el territorio se registra un
envejecimiento poblacional prematuro en las grandes ciudades y una vejez
estructuralmente longeva en el interior de la región. Esto último se debe al efecto
de la migración de jóvenes y personas adultas, tal como muestran los datos, ya que en el año 2021 del
total del grupo de parentesco familiar el 38,4 % corresponde al jefe/a de hogar y el 27,8 %
pertenece a los/as hijos/as,
quienes migran desde el interior de las provincias hacia los grandes
aglomerados. Como expresan los autores Quiroga, et al (2023), en el campo de la
migración, específicamente de población joven y la educación, existe una
correlación significativa en la que el ámbito familiar desempeña un papel
importante, no sólo al proporcionar apoyo y cuidado, independientemente del
contexto socioeconómico en el que se encuentre, sino también al determinar los
roles que asumen sus miembros en función de las necesidades del hogar.
Es un proceso migratorio fuertemente
marcado por el rol femenino, el índice de los datos entre el jefe y la jefa
muestran casi los mismos porcentajes, habiendo una mínima diferencia de 5 %
a 10 % por cada periodo de año en que los varones migran más. Diferente es
para los/as hijos/as,
los datos demuestran que las hijas mujeres son las que más migran por motivo de
estudio. En el año 2021 reflejó el 35,1 % de la migración diferenciada por
categoría de estudiante.
Por lo tanto, la gestión del cuidado en
los hogares de la región del NOA deben ser pensados bajo la lógica de una
estructura social envejecida con personas mayores que demandarán mayor
provisión de cuidados en las zonas rurales del interior.
Por otra parte, debido a la
heterogeneidad de edades es necesario visibilizar el hecho de que las personas
mayores también son cuidadores no solo de otros/as viejos/as (madres/padres más longevos o
parejas), sino de otras generaciones y muchas veces son las mujeres adultas
mayores quienes se encargan del cuidado de sus nietos/as mientras sus hijas migran de forma
pendular a otras jurisdicciones para cumplir con su trabajo.
Danel y Navarro (2019) con relación a
lo mencionado anteriormente, aseguran que el rol de cuidadora de múltiples
generaciones sigue operando como un mandato social en las mujeres adultas
mayores, las tareas de cuidado al interior de las familias y las comunidades
poseen un impacto socioeconómico relevante en las familias y la sociedad. Es
necesario enfatizar en las necesidades de cuidado de las personas mayores, pero
hay que revalorizar y visibilizar las prácticas de cuidado que ellas realizan y
que tienen significado social y económico.
Respecto a los procesos migratorios
internos y la movilidad cotidiana en la región del NOA desde la perspectiva
centrada en los actores, se observa que en los últimos años las mujeres tomaron
protagonismo, los datos mencionados reflejan la incidencia de las mujeres
jóvenes y adultas de 15 a 59 años se estima que corresponde a las edades en que
se inicia la planificación futura al estudio y las incursiones al mercado
laboral. Los datos anteriormente presentados con relación a la condición de
actividad (económicamente activo e inactivo) discriminados por sexo, demuestran
que son las mujeres quienes más están en actividad.
Se dijo anteriormente, con
relación a la migración representada por el/la jefe/jefa de hogar, que los datos revelaban que
los varones migran más, esto responde a construcciones culturales en tanto que
las mujeres adultas no rompen el vínculo de cuidados con su hogar de origen.
Trayendo a discusión otra hipótesis, tal vez las mujeres adultas del interior
de la región toman la decisión de no migrar de forma permanente o por tiempo
muy prolongados como los varones, pero si se movilizan más a localidades
céntricas y cercanas a su lugar de origen, por cuestiones de trabajo temporal
y/o cuidados de los integrantes del grupo familiar (migración pendular). Tal
como visibilizan los datos sobre la condición de actividad tanto económicamente
activos como inactivos.
Otro indicio que complementa a la
hipótesis mencionada sobre las mujeres que migran pendularmente para ocuparse
del cuidado de otro integrante de la familia, es mediante los datos que
advierten sobre las amas de casas y los jubilados están tomando cierto
protagonismo en la movilización. Para el año 2019 se registró el 9,6 % del
total en la categoría movilidad por condición de inactividad para amas de casa
y un 5,0 % en los jubilados y pensionados. En el año 2021 el 7,5 %
corresponde para las amas de casa y el 7,7 % en los jubilados.
Los datos pueden sugerir que las
mujeres acompañan a sus padres longevos a las ciudades o zonas más urbanizadas,
en búsqueda de atención médica, tratamientos y servicios de salud más
especializados, y/o también para el apoyo en la gestión del cuidado de sus hijos/as estudiantes que se están
instalando en otros lugares de destino. Por lo tanto, en la región del NOA, la
población no solo se moviliza cotidianamente por trabajo y estudio como muestra
el informe de la CEPAL (2022), sino también prioriza la búsqueda de servicios y
atención para salud, la organización del cuidado para diferentes integrantes de
la familia siendo este un indicador relevante para las políticas sociales y de
la seguridad social.
En relación con el proceso migratorio
interno vinculado a la perspectiva centrada en la estructura territorial relacional:
el hogar de destino/origen. Este trabajo destaca la importancia de los hogares
de origen debido a que las
personas jóvenes migran hacia contextos más urbanizados en busca de
oportunidades laborales y de estudios, dejando las zonas rurales del interior
de la región estructuralmente más envejecidas con un saldo migratorio negativo.
Por lo tanto, son hogares que van a requerir un sistema de cuidado con más
demanda por el predominio de las personas mayores.
Entonces
en convergencia a lo analizado anteriormente, la forma de entender y gestionar
la necesidad del cuidado por efecto de la migración en la región del NOA parece
vincularse a un proyecto colectivo. La visión tradicional del cuidado en el
hogar se conserva y se extiende traspasando fronteras. Se adapta a las
necesidades de una familia móvil donde las mujeres son protagonistas dentro y
fuera de sus hogares, es decir, son el pilar de garantizar y planificar la
organización social del cuidado según la necesidad de cada integrante,
atribuyéndose una doble o triple jornada laboral.
Los
objetivos de la organización social del cuidado en los hogares del NOA se
reconfiguran a partir de la movilidad de integrantes de la familia, por lo
tanto, se focalizan en virtud de buscar mejores oportunidades laborales y
educativas principalmente para
los/as hijos/as jóvenes enviándolos a otras provincias. En virtud de los
cuidados para la salud y el bienestar social de los integrantes más longevos,
las amas de casa son las encargadas de acompañarlos a otra zona más urbanizada
que cuente con los servicios necesarios. Las mujeres que están insertas en el
mercado laboral se movilizan cotidianamente a zonas cercanas para poder cumplir
con su trabajo y no perder el vínculo con su hogar de origen produciendo un
doble desgaste corporal y económico debido a la movilización cotidiana forzada
por cuestión laboral y vínculo familiar.
La realización de este análisis sobre
la reconfiguración de la organización social del cuidado en hogares por efecto
de la migración femenina en la región del NOA permite proyectar las políticas
migratorias y de cuidado a escala nacional y regional. Poner atención y
visibilizar la realidad emergente de los lugares de origen, en donde el saldo
migratorio no es favorable. En convergencia colisiona un déficit del cuidado y
una crisis en la reproducción social del lugar de origen.
Es necesario pensar la reformulación
global del sistema de cuidados, implicando la aproximación a un diseño de
políticas de cuidados sensibles a los efectos del proceso migratorio tanto en
los lugares de origen como de destino. Es necesario reconocer los derechos de las
familias que migran a un lugar de destino y también los de aquellas que se
quedan en su lugar de origen, políticas de cuidados intrarregionales y expandir
el sistema de seguridad social.
6. Conclusiones y algunas reflexiones
finales
Este
trabajo fue de índole exploratoria, por lo tanto, ofrece indicios para otros
trabajos futuros en la investigación de procesos migratorios a escala regional
y movilidad femenina. Es una temática muy reciente y que aún queda mucho por
analizar e investigar.
Con respecto a la
experiencia empírica indica que las hijas jóvenes son las que más migran
principalmente hacia sus ciudades capital o zonas más urbanas de los grandes
aglomerados, es decir, el lugar de destino es hacia a las provincias con mayor
desarrollo que ofrecen variadas oportunidades laborales y educativas. Las
mujeres adultas se someten a una migración pendular forzosa principalmente para
trabajar, solventar económicamente a su familia y mantener el vínculo de
cuidados con su hogar de origen.
La migración interna en la
región del NOA claramente presenta una perspectiva de género, las mujeres son
las principales protagonistas ya sea de forma explícita (son
ellas las que migran) y/o implícitamente (sostienen la gestión migratoria de
otros integrantes de la familia)
Por consiguiente, con
relación a la transición demográfica en el NOA, lo primero que observamos es la
caída de la tasa de fecundidad y el aumento de la esperanza de vida al nacer. Observamos
que todas las provincias que componen el NOA siguen la tendencia del total país
con la caída de la mortalidad destacándose dos situaciones: 1) Santiago del
Estero presenta una línea desacelerada en función a las demás provincias y 2)
Catamarca, Jujuy y La Rioja registran una tendencia similar al total del país,
esto posiblemente sea un indicativo del importante proceso migratorio interno
que existe en estas provincias.
Debemos señalar brevemente
que estos cambios se produjeron de la mano de múltiples situaciones. Se ha
registrado en la última década un importante cambio en cuanto al acceso de
tecnologías de anticoncepción, cambios en la vinculación de las personas,
especialmente las mujeres, con los procesos de desarrollo económico; cambios en
la organización interna de las familias, cambios en la cultura que impactan en
las decisiones de las mujeres en edad fértil, etc.
Frente al panorama de la transición
demográfica y en particular la migración femenina, el paradigma tradicional de
la organización social del cuidado en el hogar en donde el cuidado se
gestionaba y administraba desde una lógica de familias extensas y con un hogar
de origen no móvil se encuentra en una crisis de la reproducción social. Los
hogares buscan nuevas estrategias que reconfiguran la organización del cuidado,
pero siempre buscando mantener el vínculo del cuidado tradicional. Por lo
tanto, es importante visibilizar que las mujeres siguen siendo la principal
gestora del cuidado en el hogar.
Estamos ante
la presencia de la segunda transición demográfica que conlleva
reconfiguraciones en el hogar y la familia; niveles muy bajos de fecundidad y
mortalidad; un crecimiento natural vegetativo y mayor envejecimiento
poblacional; la migración como factor compensador y un saldo migratorio
negativo en las zonas rurales. Estas problemáticas emergentes son desafíos para
las políticas públicas.
Es necesario que las
políticas migratorias nacionales sean accionadas desde un enfoque de derechos y
bajo una gestión pública migratoria que prevean las necesidades situadas en
territorios más pequeños, ya que tienen mayor énfasis a la cuestión
internacional dejando en descubierto las problemáticas en torno a la migración
interna regional y a las movilizaciones cotidianas forzadas por cuestiones
sociales, laborales y servicios de salud y/o cuidados.
Por último, la EPH es una muestra de
los grandes aglomerados que resultó pertinente como herramienta para realizar
una primera conclusión sobre la reconfiguración de la organización social del
cuidado en los hogares, haciendo foco en la migración femenina como factor
emergente. Al utilizar este tipo de fuentes de datos, que son parte
constitutiva de las decisiones políticas, es
importante destacar que los tiempos de los hechos y fenómenos sociales no
suceden con la misma inmediatez en el campo de los estudios demográficos, menos
dentro de la elaboración de indicadores oficiales.
En esta primera exploración
después de haber analizado en profundidad las virtudes y debilidades de las
fuentes de información estadística oficiales existentes para el estudio de los
fenómenos migratorios, se decidió trabajar en el planteamiento teórico interdisciplinario
para complementar al análisis. La utilización de la fuente de datos EPH, ya que es
una de las fuentes de datos con información más
actualizada a la fecha, pero que no cubre al total de la población y no aporta
información sustantiva desde una perspectiva de género, lo que pone en
desventaja el análisis de la situación de las mujeres, por eso la decisión de
completar con otras fuentes como Censo nacional y estadísticas vitales.
Referencias bibliográficas
Arriagada,
I. (ed.). (2010). La organización social
de los cuidados y vulneración de derechos en Chile. Santiago: ONU
Mujeres-CEM. Recuperado de https://bit.ly/4bqaFfy
Barañano
Cid, M. y Marchetti, S. (2016). Perspectivas sobre género, migraciones
transnacionales y trabajo: rearticulaciones del trabajo de reproducción social
y de cuidados en la Europa del Sur. Investigaciones Feministas, 7(1), 9-33. doi: 10.5209/rev_INFE.2016.v7.n1.53094
Batthyány,
K. (ed.). (2015). Las políticas y el
cuidado en América Latina. Una mirada a las experiencias regionales.
Santiago: Naciones Unidas.
Centro
Latinoamericano y Caribeño de Demografía. (1997). Programa latinoamericano de actividades en población: Demografía I. México:
Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
Comisión
Económica para América Latina y el Caribe. (2017). Derechos de los adultos mayores: retos para su autonomía. Asunción:
Autor.
Danel,
P. y Navarro, M. (eds.). (2019). La
gerontología será feminista. Paraná: Editorial Fundación La Hendija.
Díaz
Gómez, L. y Marroni, M. D. G. (2017). Abuelas en la migración. Migración
circular, servicios de cuidados y reunificación familiar en una localidad del
occidente michoacano. Relaciones. Estudios de historia y sociedad, 38(151),
263-295. doi: 10.24901/rehs.v38i151.336
Giusti,
A. y Calvelo, L. (1999). Migraciones
internacionales en Argentina: hacia la renovación de las técnicas de medición.
Trabajo presentado en la Reunión bilateral argentino estadounidense sobre
políticas migratorias, Bariloche.
González
Méndez, L. S. (2014). Trabajo de cuidado
y vejez: condiciones laborales, dinámicas organizacionales y devaluación social.
(Tesis de maestría en Estudios Interdisciplinarios sobre el Desarrollo de la
Universidad de los Andes, Bogotá). Recuperada de http://hdl.handle.net/1992/12298
Haupt,
A. y Kane, T. (2003). Guía rápida de
población. Washington: Population Reference Bureau.
Herrera,
G. (2011). Cuidados globalizados y desigualdad social Reflexiones sobre la
feminización de la migración andina. Revista Nueva Sociedad, 233, 87-97.
Hochschild, A. (2000). Global care chains and
emotional surplus value. En T. Giddens y W. Hutton (eds.), On the edge: Globalization and the new millennium (pp. 130-146). Londres: Sage Publishers.
Huenchuan,
S. (ed.). (2018). Envejecimiento,
personas mayores y Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: perspectiva
regional y de derechos humanos. Santiago: Editorial CEPAL.
Huenchuan,
S. y Roqué, M. (eds.). (2009). Envejecimiento
y sistemas de cuidados: ¿oportunidad o crisis? Bs. As: Editorial CEPAL.
Instituto
Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (INDEC). (2022). Dossier estadístico en conmemoración del Día
Internacional de las Personas de edad. Recuperado de https://www.indec.gob.ar/indec/web/Nivel4-Tema-2-21-130
Knopoff,
R. A. y Oddone, M. J. (ed.). (1991) Dimensiones de la vejez en la sociedad argentina. Buenos Aires:
Centro editor de América Latina.
Orbea
López, M., Araujo González, R. E. y Griñán Vergara, D. (eds.). (2021). Guía rápida de población. La Habana:
CEDEM.
Pérez
Orozco, A. (2014). La crisis de cuidados y las cadenas globales de cuidado. En
A. Pérez Orozco (ed.), Subversión
feminista de la economía. Aportes para un debate sobre el conflicto
capital-vida (pp. 214-218). Madrid:
Traficantes de Sueños.
Pinillos
Guzmán, M. (2020). Configuraciones de la familia en su diversidad. El Ágora USB, 20(1), 275-288. doi: 10.21500/16578031.4197
Quiroga,
D. E., Lira, J. R. O., Gómez, P. M. S., Yuni, J. A., Barros, M. G. y Macías, N.
G. (2023). Condições de vida e expectativas migratórias em jovens dos últimos
anos do ensino médio na Argentina. Anos 2017-2018. Idéias, Campinas, SP, 14, 01-30. doi: 10.20396/ideias.v14i00.8671603
Rebello
de Lima Francellino, S. M. (2020). Migração pendular de estudantes
universitários na região de Aquidauana - Mato Grosso do Sul - Brasil. Trayectorias Humanas Trascontinentales, 6. doi: 10.25965/trahs.2395
Rodríguez
Vignoli, J. (ed.). (2022). Migración
interna y movilidad para trabajar y estudiar en cuatro megápolis de América
Latina. Santiago: Editorial CEPAL.
Tronto, J. (2013). Caring
democracy. Markets, equality, and
justice. Nueva York: New
York University Press. doi: 10.4000/teth.539
Turra, C. y Fernandes, F. (eds.). (2021). La transición demográfica: oportunidades y desafíos en la senda hacia
el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe.
Santiago: Editorial CEPAL. https://hdl.handle.net/11362/46805
[1]
Especialista en Políticas de Cuidados con Perspectiva de Género,
por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Licenciada en
Trabajo Social, por la Universidad Nacional de Catamarca. Becaria Doctoral del
Instituto Regional de Estudios Socio-culturales (IRES) Catamarca. Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (CONICET). Universidad Nacional de
Catamarca (UNCA).
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-5791-2778
Correo electrónico:
gabybarros1990@gmail.com
[2]
Doctor y Magíster en
Demografía por la Universidad Nacional de Córdoba. Profesor en Historia, por la
Universidad Nacional de Catamarca. Investigador adjunto del Instituto Regional
de Estudios Socio-culturales (IRES) Catamarca. Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Universidad Nacional de Catamarca (UNCA).
Profesor de la Facultad de Humanidades, UNCA.
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9200-9613
Correo electrónico:
danielestebanquiroga@gmail.com
[3] Doctor en Ciencias
Humanas; Magíster en Psicogerontología, Esp. en Metodología de la Investigación
en Ciencias Sociales y Licenciado en Psicología. Investigador adjunto del
Instituto Regional de Estudios Socioculturales, Universidad Nacional de
Catamarca. IRES-UNCa-CONICET.
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9555-7175
Correo electrónico: claurbano@hotmail.com
[4] Doctor en Filosofía y
Ciencias de la Educación por la Universidad de Granada, España. Investigador
titular del Instituto Regional de Estudios Socio-culturales (IRES) Catamarca.
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Universidad Nacional de Catamarca (UNCA).
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9878-5664
Correo electrónico: joseyuni@yahoo.com.ar