LA BOHEMIA FOLCLÓRICA SUCRENSE Y LA CONFORMACIÓN DE LA
IDENTIDAD SOCIAL EN LA CAPITAL DE BOLIVIA DURANTE EL SIGLO XX[1]
THE SUCRENSE FOLKLORIC BOHEMIA AND THE
CONFORMATION OF SOCIAL IDENTITY IN THE CAPITAL OF BOLIVIA DURING THE CENTURY
A SUCRENSA BOHEMIA FOLCLÓRICA E A CONFORMAÇÃO DA IDENTIDADE
SOCIAL NA CAPITAL DA BOLÍVIA NO SÉCULO XX
Dra. Nataly Alicia Gantier Limiñani
(Universidad Mayor, Real y
Pontificia de
San Francisco Xavier de Chuquisaca,
Bolivia)[2]
Mg. Daniel Kirigin Zamora
(Universidad Mayor, Real y Pontificia de
San Francisco Xavier de Chuquisaca, Bolivia)[3]
Fecha de
recepción: 29 de septiembre de 2021
Fecha de
aceptación: 4 de febrero de 2022
RESUMEN
La identidad social está
intrínsecamente relacionada con la identidad cultural. La identidad de un
pueblo o de una nación, se expresa y se construye a través de sus diversas
manifestaciones culturales, siendo el arte una de ellas. En Sucre, en la mancha
urbana histórico patrimonial, o lo que se conoce también como ‘el casco histórico’,
aún en la actualidad; está presente en el imaginario social, la noción de bohemia, forma de vida ligada al arte y
particularmente a la música y a la literatura. A partir de esta
caracterización, este trabajo pretende constituirse en un aporte en la
comprensión de la conformación de la identidad social en la ciudad de Sucre
desde la óptica de la bohemia sucrense y de las prácticas sociales emergentes
de esta relación. Se busca explicar de qué manera la bohemia folclórica urbana
sucrense, con sus expresiones artísticas y prácticas sociales, ha aportado en
la conformación de la identidad social en la capital de Bolivia en el contexto
del siglo XX. Para ello, se realizaron
aproximaciones conceptuales, pesquisando los orígenes de la bohemia sucrense,
su proceso de evolución, la razón de su presencia en el imaginario social del
pueblo sucrense y su relación con la construcción de las identidades sociales
para finalmente, emitir conclusiones.
Palabras clave: Bohemia, identidad, cultura, música, sociedad sucrense.
ABSTRACT
The social identity is intrinsically
related to cultural identity. The identity of a people or a nation is expressed
and constructed through their various cultural manifestations, the art being
one of these. In Sucre, in the historic heritage urban area, or what it’s still
known today as ‘the historic center’. The notion of bohemia is present in the
social imaginary, a way of life linked to art particularly to music and
literature. Based on this characterization, this work aims to constitute a
contribution to the understanding of the social identity conformation in Sucre
City, from the perspective of bohemian Sucre and the emerging social practices
of this relationship. It seeks to explain how the urban folkloric bohemian of
Sucre, with their artistic expressions and social practices, has contributed to
the social identity conformation in the capital of Bolivia on the twentieth
century context. For this, conceptual approaches were carried out, investigating
the origins of the Sucre bohemian culture, its evolutionary process, the reason
for its presence in the social imaginary of the Sucrense people and its
relationship with the social identities construction to finally issue
conclusions.
Keywords: Boheme, identity, culture, art, Sucre´s society.
RESUMO
A identidade social está
intrinsecamente relacionada à identidade cultural. A identidade de um povo ou
nação é expressa e construída através das suas várias manifestações culturais,
sendo a arte uma delas. Em Sucre, na zona urbana do patrimônio histórico, ou
também hoje conhecido por ‘centro histórico’; A noção de boêmia está presente
no imaginário social, um modo de vida ligado à arte e principalmente à música e
à literatura. Com base nessa caracterização, este trabalho visa constituir uma
contribuição para a compreensão da conformação da identidade social na cidade
de Sucre na perspectiva da boêmia Sucre e das práticas sociais emergentes dessa
relação. Além disso, busca explicar como a boêmia folclórica urbana de Sucre,
com suas expressões artísticas e práticas sociais, contribuiu para a
conformação da identidade social da capital boliviana no contexto do século XX.
Para tanto, foram realizadas abordagens conceituais, investigando as origens da
cultura boêmia de Sucre, seu processo evolutivo, a razão de sua presença no
imaginário social do povo Sucrense e sua relação com a construção de
identidades sociais para finalmente tirar conclusões.
Palavras-chave: Boêmia, Identidade, Cultura, Música, Sociedade Sucrense.
Introducción
Es importante explicitar desde el
inicio de este trabajo que la ciudad de Sucre ha sido definida a lo largo del
siglo XX por su carácter cultural, entendido como un espacio en el que se
desarrollan prácticas artísticas. En
este sentido, es común escuchar la asociación de la ciudad de Sucre con la
cultura o la actividad artística, lo que se evidencia en los discursos
coloquiales, como: “la culta Charcas” o “Sucre capital del arte y de la
cultura”. Más allá de ahondar en la precisión de estos dichos populares, se
puede comenzar este trabajo manifestando que la ciudad, en algún momento de su
historia, fue el centro cultural y artístico de Bolivia.
Esta
característica ha participado en la configuración de identidades sociales del
pueblo de Sucre marcando la diferencia en algunas zonas de la ciudad,
particularmente en el ‘casco histórico’[4]. En la actualidad, está
presente en el imaginario social la noción de bohemia[5], lo que se evidencia
en la existencia de canales de televisión, radios, programas, canciones y nombres
de calles alusivas a esta forma de vida. A partir de esta caracterización, esta
investigación aporta hacia la comprensión de la construcción identitaria en
Sucre, desde la bohemia sucrense y las prácticas sociales emergentes de esta
relación. Se busca explicar de qué manera la bohemia sucrense, con sus expresiones artísticas y
prácticas sociales, ha participado en la construcción de la identidad social en
Sucre. Para cumplir con el objetivo propuesto, se realizaron aproximaciones
conceptuales, pesquisas sobre los orígenes de la bohemia sucrense, y su
explicación evolutiva en el imaginario social de aquellas personas ligadas al
casco histórico de la ciudad de Sucre, quienes parecen mantener tradiciones y
costumbres de antaño.
Metodología
La
metodología desarrollada fue cualitativa, desde una perspectiva
histórico-interpretativa de revisión bibliográfica y de entrevistas. Ambas
técnicas, analizaron información específica de la bohemia sucrense. La revisión
bibliográfica aportó con definiciones y contribuciones históricas y las
entrevistas brindaron opiniones e información de primera mano.
Entre las fuentes bibliográficas históricas primarias se revisaron e incluyeron veintiún libros, un documento, cuatro artículos de periódico y cinco artículos científicos. El contenido bibliográfico giró en torno a ejes de reflexión que emergieron de la información brindada por los entrevistados. Estos ejes corresponden a las categorías de identidad, cultura, bohemia y procesos históricos determinantes para la región. En esta etapa, se analizaron estudios e investigaciones sobre los procesos identitarios en sentido general y procesos específicos, en torno al contexto de conformación de las identidades; además, de comprender la conformación de la identidad social en Sucre, a través de fuentes hemerográficas las cuales plasman y preservan el imaginario social en un contexto dado.
En
cuanto a las entrevistas, fueron abiertas y se aplicaron a nueve personas entre
las cuales figuran: locutores, músicos, bohemios e historiadores, todos ellos
relacionados directamente con la bohemia sucrense. Las entrevistas realizadas
buscaron obtener datos referenciales y contextuales en torno a la bohemia
sucrense y su vínculo con la identidad social. Los criterios de selección de
los entrevistados obedecieron a la relación de los mismos con la bohemia y el
proceso de cimentación identitaria en la ciudad. Los perfiles de los mismos
junto a sus años de nacimiento son: María Antonieta García Meza de Pacheco
(1941), pianista e investigadora, Carlos Montero (1983), músico, miembro
fundador del grupo La Razza, Marco Moya (1983) investigador y músico
folclórico, Willy Rentería (1960), periodista y locutor, Aldo Quaglini (1948),
locutor y trabajador en Radio La Plata, Svonko
Cano (2000), locutor en Radio Global, Ronald Gantier (1951), abogado vinculado al
movimiento cultural de la región y Gabriel Rolando Peláez Gantier (1936),
abogado, y escritor sobre temas referentes a la cultura de Sucre.
Las
entrevistas, aportaron información de actores de primera mano en torno a la
bohemia sucrense como movimiento cultural articulador de identidades. Cabe
mencionar que la información emergente de las entrevistas, al ser tan precisa,
a veces parece validar algunos argumentos planteados a lo largo del texto; sin
embargo, fue alrededor de estas y de las fuentes analizadas, que se construyó
el eje temático de la investigación.
Identidad
Comprender
lo que es la identidad implica entender su dimensión dinámica ya que es
cambiante y adaptable a condiciones contextuales. En este norte se puede
vislumbrar una serie de significaciones sociales en torno a esta categoría.
Repasando los aspectos más generales sobre la identidad, estos se construyen
por “los rasgos que caracterizan a los
miembros de una colectividad frente a los otros que no pertenecen a la misma” (Solórzano Thompson y Rivera Garza, 2009: 140). Por otra parte, en el trabajo titulado: Identidad y personalidad: o como sabemos que somos diferentes de los
demás, la autora Elisa Fernández, explica: “identidad
y Personalidad son dos conceptos que van unidos: uno es y se diferencia de los
demás por esa consciencia de ser único y diferente del resto” (Fernández, 2011: 1).
Estos
rasgos, ya sean individuales o colectivos, distinguen al individuo o al grupo
de sujetos, es así que la identidad posee una faceta colectiva. “[…] la identidad socialmente construida presenta una cara
personal, individual, que recoge los aspectos que nos hacen únicos” (Peris Pichastor y Agut Nieto, 2007:
2).
Sobre
el particular, en el trabajo titulado: La
identidad personal y la colectiva se menciona: “[…] estamos dispuestos a admitir que nuestra identidad depende
también en parte de lo que otros nos atribuyen” (Olivé y Salmerón, 1994: 59). Así, el grupo social interviene en la conformación de la
estructura identitaria individual, puesto que un conglomerado humano crea
normas jurídicas, éticas y morales; las cuales regulan la conducta de los
individuos en sociedad. Desde luego la pertenencia a un grupo implica que el
individuo tiende a internalizar las normas sociales y valores del grupo.
Asimismo, cada sociedad posee ciertas características que la distinguen de
otras creando una identidad social
particular. En consecuencia, la identidad social abarca la asignación de
valores y modos de comportamiento permitiendo identificar la pertenencia de un
individuo a un grupo social. Por consiguiente,“(…) al encontrarnos frente a un extraño las primeras
apariencias nos permitan prever en qué categoría se halla y cuáles son sus
atributos, es decir, su ‘identidad social’” (Goffman, 2003: 12). Tajfel planteó que en cierta medida
el autoconcepto que tiene un individuo de sí mismo estaría conformado por su
identidad social lo mencionado sería: “el
conocimiento que posee un individuo de que pertenece a determinados grupos
sociales junto a la significación emocional y de valor que tiene para él/ella
dicha pertenencia” (Tajfel, 1981: 255).
De
igual manera, la identidad también guarda estrecha relación con la conciencia,
entendida como la noción que tiene el individuo de su propia existencia
convirtiéndolo en alguien único y particular, del mismo modo que la conciencia
social brinda al individuo entendimiento de la situación de los demás miembros
que conforman esa comunidad. Por lo tanto, esta pertenencia se relaciona con el
mundo interior del sujeto y la realidad percibida por él mismo. Sin embargo,
las “identidades no son solamente hojas al viento, pura relatividad. Una
corriente muy aceptada (…) pretendió cambiar los esquemas esencialistas de las
identidades por la consideración de que las identidades no tienen forma y que
son errabundas” (Sánchez Patzy, 2002: 272).
Circunscribiendo
el análisis de la identidad en el contexto boliviano, Mansilla (2012) aborda la
construcción identitaria en Bolivia. La siguiente cita contextualiza tal
argumento:
Bolivia […] está cada vez más inmersa en el universo
globalizado contemporáneo, cuyos productos, valores y hasta tonterías va
adoptando de modo inexorable. En este contexto no resulta fácil distinguir un
paradigma propio y genuino de desarrollo de un modelo externo, imitado a partir
de los países occidentales más importantes. (89)
Además, lo comentado por Mansilla en
torno al fenómeno de la globalización contribuye a la comprensión del dinamismo
en cuanto a la construcción de las identidades sociales, las cuales no se ven
aisladas de procesos externos.
Cultura e identidad
Una
vez ya abordada la categoría de “identidad” es necesario comprender su relación
con la “cultura”. Sobre el particular, García Canclini entiende la cultura como
un elemento de representación e incidencia en los sistemas sociales:
Cuando nos referimos a cultura, estamos hablando
de la producción de fenómenos que contribuyen, mediante la representación o
reelaboración simbólica de las estructuras materiales, a comprender, reproducir
o transformar el sistema social. Por lo tanto, le estamos reconociendo a la
cultura una función de comprensión, de conocimiento del sistema social. (1995: 59)
Lo
manifestado por García Canclini orienta sobre cómo la identidad social está
relacionada con la cultura de un grupo humano ya que ésta comprende diferentes
prácticas sociales, tales como: las costumbres, tradiciones y expresiones
artísticas. De esta manera, “[l]a identidad social engloba los aspectos
relativos a la identidad de una persona como consecuencia de su pertenencia a
determinados grupos como son la edad, la etnia” (Hannum, 2012: 6).
Cabe
mencionar que los lazos identitarios y culturales que los miembros de una
sociedad entablan cambian en función del tiempo y del espacio. Así, “[e]l concepto de identidad cultural, como toda noción
programática e histórica, parece ajustarse más a un proyecto en devenir que a
una realidad fáctica establecida” (de la Fuente, 1993: 64). A partir de estas consideraciones,
surge la interrogante: ¿qué es y cómo se puede definir la identidad cultural y
qué diferencia existe con la identidad social? En referencia a esta
consideración, Morandé Court
menciona que comprender la identidad cultural implica: “[…] definir la
identidad a partir de la diferencia, y así alguien descubre sus propias
características por contraste respecto de otros”
(2015:
12).
Entender
la noción de cultura implica entonces comprender la creación de lazos
identitarios de pertenencia entre los miembros que son parte de un determinado
pueblo que involucra prácticas, costumbres, tradiciones y expresiones
artísticas que refuerzan la pertenencia de un individuo a una sociedad. En este
entendido la acción del arte como elemento cultural transforma la vida
cotidiana e influye en los individuos que conforman una comunidad. Por
consiguiente,“
[…] el arte es producción porque
consiste en una apropiación y transformación de la realidad material y
cultural”
(García
Canclini, 1977: 55).
Dentro
de las manifestaciones culturales artísticas, la música es una de las variantes
importantes en cuanto a la trasmisión de valores en las relaciones que entablan
los individuos. La música, junto a la poesía, se constituye en una conjunción
fecunda de la historia del arte. Esta unión ha brindado valiosos productos que
han sobrevivido a través del tiempo y que, en el caso de la Bohemia sucrense
desde fines del siglo XIX, ha ofrecido un preciado repertorio musical entre
cuecas, bailecitos, huayños y caluyos[6], que han sobrevivido a
través del tiempo.
La bohemia: aproximaciones conceptuales
Cuando se piensa
en el término bohemia es común
asociar el mismo con inconstancia, desorden y cierto rechazo a un
Con anterioridad a esa segunda mitad del siglo
XIX, el término bohemia había servido básicamente para definir a los habitantes
de la región de Bohemia y también para referirse a los gitanos. No obstante, a
partir de esta segunda mitad de dicha centuria se le añade la acepción que hoy
tenemos (Álvarez Sánchez, 2003: 256).
La segunda mitad del siglo XIX estuvo marcada por el
desarrollo de las ciencias y el arte. Al respecto, Hobsbawn
(2009) detalla este surgimiento: “[p]robablemente ningún medio siglo cuenta con una
concentración mayor de grandes novelistas: Sthendal y Balzac, en Francia; Jane
Austen, Dickens, Thackeray y las hermanas Bronte, en Inglaterra; Gogol el joven
Dostoievski y Turgueniev en Rusia” (259).
El movimiento artístico, el carácter contestatario de los
jóvenes de esa época que se opusieron contra lo
establecido, fueron dando una identidad
al movimiento bohemio y consolidándolo. Así, la bohème pasó a ser un estilo de vida asociado a la juventud en
rebelión contra el espíritu pequeño-burgués, fue una reacción contra ese
espíritu del capitalismo. El mismo autor enriquece lo mencionado con lo
siguiente:
La juventud y los “genios” incomprendidos
producirían la reacción de los románticos contra los filisteos, la moda de
molestar y sorprender a los burgueses, la unión con el demi-monde y la bohemia
(términos que adquirieron su presente significado en el periodo romántico), el
gusto por la locura y por todas las cosas normalmente reprobadas por las
respetables instituciones vigentes (Hobsbawn, 2009:
266).
Por estos años,
el movimiento romántico se adecuó a la actitud de los jóvenes de ese entonces.
Este movimiento fue una
corriente artística muy amplia que abarcó a todas las
artes y generó un sentimiento de rebelión de la juventud contra una
sociedad burguesa estancada. Fue en este contexto,
donde se dio un acercamiento entre las mujeres consideradas de mala reputación
por su comportamiento sexual que conformaban el Demi monde y los bohemios, encuentro fructífero en cuanto a la
generación de obras artísticas. En Bolivia, a
fines del siglo XIX y principios del XX,
también se crearon círculos bohemios de intelectuales en varias capitales, e
incluso en las provincias como menciona Romero
Pittari (2015):
[…] los primeros años del siglo
XX, Bolivia vio en sus principales capitales y algunas ciudades de provincia
multiplicarse los cenáculos literarios dedicados al cultivo de las letras, de
la poesía, publicando revistas más o menos regulares, organizando certámenes
poéticos, promoviendo el desarrollo de
las ciencias”. (88)
Estos círculos
intelectuales incluso sacaron publicaciones regulares como la revista mensual
denominada, Bohemia literaria (1908),
dirigida por Celestino López o El bohemio
(1904), también revista mensual
de ciencias y letras, ambas publicadas en Potosí.
En La Paz, hacia 1899, se delineó el Centro de
Estudios – “modesta sociedad” […] dedicado a estudiar cuanto pudo en
literatura, historia, derecho, economía política y ciencias administrativas.
Juan Mas, animó el grupo al cual se sumaron D. Sánchez Bustamante, A.
Iturralde, R. Jaimes Freire, P. Kramer, L. Lavadenz Reyes, I. Larrea […] Otro grupo de discusiones
literarias en los primeros años del 1900 incluía personalidades como A.
Arguedas, A. Chirveches, A. Alarcón, con el tiempo se añadieron a ellos J.F.
Bedregal, F. Vaca Chávez, Emilio Finot, G. Reynolds, J. E. Guerra, R. Jaimes
Freire. (Romero Pittari, 2015: 88)
En el caso de la
ciudad de Sucre, las tertulias de bohemia giraron en torno del periódico La mañana, que tuvo a Claudio Peñaranda
como principal impulsor y donde varios poetas publicaron sus primeras obras e
hicieron sus primeras armas en la literatura.
La bohemia sucrense
En
la bohemia sucrense, la cual se remonta en cuanto a sus orígenes al siglo XIX,
se fusionan chicherías[7], culinaria,
bailes, música y literatura para crear un tipo de bohemia contestataria de
profunda influencia romántica, defensora del amor a la ciudad y con las mujeres
como tema central de las creaciones artísticas. Esta bohemia, con sus prácticas,
símbolos y tradiciones, con el paso del tiempo fue constituyéndose como un
elemento identitario, es así que, en Sucre, la noción de bohemia está muy
presente en el imaginario social; en tal grado que existen medios de
comunicación que adoptaron este nombre, denominaciones de restaurantes y
diversas expresiones artísticas que hacen alusión a esta forma de vida, que
involucra prácticas artísticas y otras formas de expresión social. De esta
manera, existen poemas, canciones y obras literarias alusivas a la bohemia. Todo
ello genera que a la comunidad de Sucre se la asocie con su bohemia.
Es
necesario mencionar que la ciudad de Sucre tuvo una fuerte influencia francesa
en diferentes aspectos de su sociedad. Así, en la gastronomía existen platos
típicos como el Ckocko de pollo que
es una variación del plato francés Coq au
vin (pollo al vino), “que en lugar de recibir vino se decide por la chicha
y el ají, dando origen a uno de los principales platos típicos de Sucre”
(Rossells Montalvo, 2003: 127). Por
otra parte, en la arquitectura de estilo neoclásico se observa la influencia
también de Francia, existiendo imitaciones de la Torre Eiffel y los Arcos del
Triunfo en el Parque Bolívar. No es casual, por tanto, que la bohemia originada
en Francia con las prácticas asociadas a esta, se reprodujera en Sucre. En
cuanto a la bohemia adoptada e iniciada en Sucre por los jóvenes de finales del
siglo XIX y de principios del XX, ésta se distinguió por la creación de grupos
de intelectuales, bohemios y artistas que propiciaron un gran desarrollo en la
ciudad en cuanto a la creación artística, la cual tuvo como lugares
emblemáticos a las chicherías.
Agregando
más aún, el vínculo entre la Bohemia sucrense y francesa vino de la mano del
Romanticismo, movimiento artístico que se desarrolló en el continente europeo y
en América durante el siglo XIX, que estuvo estrechamente ligado al liberalismo
dentro de la política. Este movimiento tuvo una amplia difusión en la ciudad de
Sucre e influyó en los artistas de la época y en los que vendrían posteriormente.
Se plasmó, por ejemplo, en la consolidación del movimiento de poetas
modernistas, así como en la asimilación de ciertas prácticas como las tertulias
poéticas. Incluso esta relación permite vislumbrar un paralelismo entre los
bohemios de Sucre y los franceses, entre el Demi-monde
y las chicheras con las cuales los bohemios sucrenses entablaron relaciones
creando un repertorio abundante en ritmos variados musicales, esto es: cuecas,
bailecitos y huayños, ritmos que desde finales del siglo XIX tomaron gran
popularidad, no sólo en Sucre sino en todo el territorio boliviano.
El
Demi-monde fue un “término inventado
por Dumas hijo, que pasó pronto al vocabulario usual, (…) Describe con crudeza
un segmento social que amenaza la estabilidad de las familias honradas” (Calvet Lora, 1991: 423). Este
término fue utilizado para describir el comportamiento de aquellas mujeres que
actuaban de forma contraria a los valores establecidos. Las chicheras[8]
sucrenses también fueron personajes transgresores al statu quo, ya que su forma de actuar era contraria a las normas
sociales instituidas que imponían un rígido código de conducta a las mujeres de
otros estratos sociales.
Procesos históricos e identitarios en la bohemia sucrense
Para
comprender la relación entre identidad social y la bohemia sucrense es
necesario comprender en qué consiste la identidad sucrense. Sobre este punto es
necesario recalcar que la ciudad de Sucre en la actualidad ha crecido mucho y
si bien es evidente que sus zonas, ya sean distritos o barrios, pueden tener
construcciones sociales particulares, es también evidente que hay algunos
rasgos culturales compartidos a nivel del pueblo sucrense (con mayor o menor
presencia que configuran su identidad), de la misma forma que existen rasgos
culturales compartidos a nivel de Bolivia, como la religión, la cultura
política, la corrupción, el fútbol y el nepotismo, entre otros. Los elementos identitarios comunes en
Sucre, pese a una diversidad existente hoy en día, son la religión, mayor
presencia del quechua como lengua hablada resultado de procesos migratorios del
área rural de Chuquisaca y del departamento de Potosí, el carácter de ciudad
universitaria y la cultura del compadrerío[9]
La
identidad social en Sucre, con sus matices y variaciones, parece estar ligada a
ciertos procesos históricos, hechos sociales e instituciones de la ciudad, los
que a su vez se reflejaron en sus expresiones artísticas configurando su
bohemia. Sobre este punto, se puede observar que es recurrente la nostalgia y
la mirada al pasado cuando se habla de la identidad sucrense, particularmente
en la zona del casco histórico o en aquellas personas ligadas de una u otra
forma a esta zona de la ciudad. Un siglo que está muy presente en este proceso
es el siglo XIX, principalmente a finales del mismo, periodo histórico que
parece haber sido básico en la configuración de ciertas identidades en la
ciudad. Este momento histórico también fue llamado el Siglo de oro de Sucre, ya que grandes músicos y escritores sentaron
las bases artísticas que serían seguidas en las décadas siguientes.
La identidad sucrense
está asociada al modus vivendi del capitalino. Hemos tenido antepasados muy
formados en el campo de la cultura, por ejemplo, el arribo de la primera
delegación belga encabezada por George Roumá para reforzar la formación de
maestros en la recientemente creada Escuela Normal de Maestros (1909),
institución de referente nacional. Por ahí ha pasado el proceso de conformación
de la identidad de Sucre como capital de Bolivia. Una ciudad puede adquirir
identidad a través de su cultura, esa forma de vivir la hacemos los hombres,
los que actuamos o interactuamos en alguna actividad de esta naturaleza. La
universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca, también ha sido un referente
importantísimo en la formación de la identidad cultural académica de la
capital. (Rentería, Comunicación personal, 2019)[10]
Así
mismo, el proceso de afianzamiento de la construcción identitaria social en
Sucre también estuvo relacionado con acontecimientos históricos como la Guerra Federal, la Guerra del Chaco y la Revolución
de 1952. Estos procesos cambiaron el rumbo de la historia de Sucre. La Guerra Federal reconfiguró el eje de
poder en Bolivia dejando a La Paz como centro industrial y político y a Sucre
como sede del poder Judicial y capital cultural. Este conflicto repercutió no
sólo en el cambio del polo de poder, sino en el fraccionamiento de las élites
en Sucre.
La pérdida de la capital generó un
sentimiento de dolor que aún es parte de las conversaciones coloquiales y se
expresa en las diferentes manifestaciones artísticas como la música y la
literatura a lo largo del siglo XX y se extiende hasta hoy en día. Un ejemplo
se encuentra en la novela titulada, La
Ilustre Ciudad, en la cual el autor Tristán Marof describe este
resentimiento en una conversación ficticia de unos personajes de la novela.
Don Macedonio Barzola cambió la conversación con su
autoridad de magistrado y se puso a hablar de la desdicha de Sucre, siempre a
merced de la preponderancia paceña. Los hombres. Los hombres prominentes, que
más tarde darían nacimiento al “Gomal”, expresaron su opinión con excesivo
apasionamiento y aprovecharon para despedazar verbalmente a la ciudad de La
Paz. – ¡Todo nos podrán quitar menos el clima de Sucre! (Marof, 1950: 31)
Si
bien la obra de Gustavo Adolfo Navarro, más conocido como Tristán Marof, es
ficticia, no está alejada de la realidad actual. Es así que, en los discursos y
conversaciones actuales es común escuchar hablar de las consecuencias de esta
guerra como lo manifiesta el abogado y periodista de 84 años Gabriel Peláez:
La vida de Sucre cambió
a partir de la Guerra Federal o sea de fines del siglo XVIII donde le quedó el
título de capitalidad, le quedó el título que después se lo han puesto en la
última constitución “Sucre será la capital de la república de Bolivia”. Ese es
un título que nos han obsequiado, porque hasta el momento que eso sucedió,
Sucre era la capital efectiva del país. Me refiero a que los tres órganos del
estado tenían su sede en Sucre. Sucre dejó de contar con el poder ejecutivo y
legislativo y eso le cambió la vida a esta ciudad. (Comunicación personal,
2020)
El aporte indagado muestra que la
pérdida de la capital jugó un papel trascendental en el desarrollo de la
bohemia, inspirando a los jóvenes de ese momento quienes habían sufrido las
consecuencias de este conflicto bélico. De esa manera, el sentimiento de
frustración encontró un canal de expresión en las tertulias generadas en las
tardes y noches de bohemia como lo menciona García Meza:
La bohemia chuquisaqueña nació cuando el gobierno se
trasladó a La Paz, entonces los jóvenes estaban dolidos, se sentían
responsables porque no tenían una forma de defender lo que nos tocaba a Sucre.
Esa época fue excepcional en las artes, en la música, en la literatura, menos
en la fuerza bruta, por eso se fue el gobierno. (Comunciación personal, 2018)
La
opinión vertida vislumbra que, si bien han pasado más de cien años de la Guerra
Federal, sus secuelas aún están vivas en las generaciones actuales, quienes aún
siguen plasmando estos hechos en sus obras artísticas como se verá más
adelante. Sin embargo, se debe destacar el hecho de que la dinámica social en
la ciudad fue transformándose producto de la inmigración, principalmente de las
provincias del departamento de Chuquisaca, así como de Potosí. Esto genera que
la nostalgia por la pérdida de la capitalidad se observe más en la gente que
vive en el casco histórico o en aquellas personas que, de alguna manera, están
relacionadas con las tradiciones, imaginarios y costumbres propios de esta zona
de la ciudad, es decir la antigua ciudad.
Para
analizar la relación de este conflicto bélico con el proceso de construcción
identitaria en Sucre y con su bohemia, es necesario abordar la categoría de
alteridad. Para Dussel, la alteridad “es el saber pensar el mundo desde la
exterioridad alterativa del otro” (Dussel, 1995: 41). Esta categoría está relacionada con la identidad y cohesión
sociales ya que la identificación de “otros” ayuda a crear lazos identitarios
en los miembros de un grupo permitiéndoles identificar a otros grupos sociales
como diferentes generando así una mayor cohesión.
Otro hecho histórico significativo
del presente tema en cuestión fue La Guerra
Federal, a pesar de haber sido un conflicto armado muy corto que duró entre
1898 y 1899, dejó profundas huellas en la memoria de los sucrenses. Sus
consecuencias permanecieron en el imaginario social hasta hoy en día. Beatriz
Rossells, investigadora y escritora sucrense, comenta cómo en el siglo XX este
conflicto perduró en el pensamiento de la gente capitalina. Esta permanencia en
el imaginario social, según la autora, estaría relacionada con el
tradicionalismo y conservadurismo aún vigentes en algunos sectores de Sucre lo
que coincide con el hecho de que existen varias composiciones de diferentes
épocas que se refieren a este conflicto norte-sur.
La mestización y popularización progresiva de la ciudad y su
cultura no significó; sin embargo, la desaparición del complejo cultural y
aristocrático de la mentalidad chuquisaqueña, incluso avanzado el siglo XX y
vencida la oligarquía del sur por los nuevos vientos del norte. Estos como si
mantuviera en su horizonte intelectual sólo dos fechas que reanimaban su temor
a la verdad histórica: el asedio de los indios a la ciudad de La Plata en 1781
y la derrota de los jóvenes chuquisaqueños en Ayo Ayo en los vericuetos de la guerra
civil (1898). (Rossells, Cajías y Qayum, 1997: 276-277)
De esta manera, la Guerra Federal,
el amor a la tierra y a la ciudad son temas recurrentes dentro de las
composiciones de la bohemia sucrense, en las cuales se observan las
reivindicaciones ligadas a la pérdida de la capital. De esa manera, la ciudad
de Sucre es representada frecuentemente como una madre que, en muchas
ocasiones, es la que ha sufrido o ha sido maltratada. La cueca “Grito de libertad” de Huáscar Aparicio,
compuesta y cantada durante las movilizaciones de 2007, recoge esos
sentimientos:
“Eres cuna de la libertad
Ciudad de los cuatro
nombres
En tu vientre se gestó
Nuestro grito libertario
Por valientes ignorados
un 25 de mayo
Ya no quiero que te
olviden
Ya no quiero que te ultrajen
Basta de que otra se
crea
Lo que por ley siempre
fuiste
Levantemos nuestras
manos
Capitalinos hermanos”
Por otra parte, el grupo de música
folclórica sucrense, La Razza,
compuso, en 2014, la cueca denominada
Orgulloso de ser K´arapanza que en la primera parte de su letra menciona: “Siento
orgullo en el alma, cuando me hablan de mi ciudad; aquí nació Bolivia, y aunque
les pese es la capital. Inmortales historias del primer grito de libertad. ¡Qué viva! ¡Qué viva Sucre la
capital!”. Se observa que, después de más de cien años la
reivindicación referente a la capitalía[11] está
presente en composiciones de artistas locales. Montero, miembro fundador del
grupo La Razza y compositor de esta
canción comenta el proceso y motivación para la creación de esta emblemática
cueca sucrense, motivación que está ligada al sentimiento k´arapanza el cual alude a la identidad
sucrense unida al amor a la tierra y a sus valores culturales. “Lo que me motivó para su composición fue la necesidad
que existía de tener una cueca emblema que hable de toda la tradición
chuquisaqueña, de todo el sentimiento k´arapanza que llevamos dentro” (Comunicación personal, 2019).
Gantier comenta que el origen del
término k’arapanza fue recibido por tradición oral de Don
Indalecio Campos y corroborado por Don Zenón Toledo, antiguos conocidos
ciudadanos chuquisaqueños y funcionarios administrativos de la Universidad Mayor,
Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca.
El origen de este popular sobrenombre de los chuquisaqueños se
remonta a uno de los primeros congresos de los obreros o trabajadores
bolivianos que, reunidos en Oruro, -allá por los años 20, pasado el siglo XX,
en que se iniciaban los primeros ensayos para una organización unitaria. Al arribo de los obreros de la delegación
chuquisaqueña, y mientras éstos se desplazaban en nutridos grupos por los
andenes de la estación del ferrocarril de Oruro, ostentando sus chalecos de
cabritilla con relojes de cadena –a imitación de las clases altas de Sucre que
los usaban de cuero de antílope y relojes con cadenas de oro-, a alguien de los
de la comitiva de recepción se le escuchó decir en tono burlón: “ahí llegan esos farsantes chuquisaqueños
q´ara panzas”. (Comunicación personal, 2019)
La presencia recurrente del apelativo k’arapanza en varias canciones
chuquisaqueñas, denota cómo esta idea está presente en los músicos y artistas
de la capital configurando el movimiento artístico de la ciudad que adopta en
las composiciones temas y términos que aluden a la pertenencia al pueblo de
Sucre. Es de esa manera que existen varias creaciones musicales que también
hacen referencia a la identidad sucrense y a la dignidad de su pueblo.
Entre estas composiciones musicales el bailecito titulado Arriba chuquisaqueños, es considerado
hoy en día un himno de la ciudad. En
Correo del Sur (diario de Sucre), a raíz del conflicto por el campo gasífero de
Incahuasi[12] se
publicó una nota de prensa en la cual se menciona: “como dice uno de nuestros
himnos departamentales (la versión educadita y la otrita más espectacular):
“¡¡¡Arriba chuquisaqueños, arriba la Capital!!!” (Correo del sur, 2018).
El
siguiente hecho histórico que dio forma e influenció en la bohemia sucrense fue
la Guerra del Chaco. Cuecas, bailecitos y poemas narraron y plasmaron los
desastres de la guerra. Temas como: el amor, la despedida y los desencuentros
de ese momento histórico fueron inmortalizados a través del talento y
sentimiento de los artistas, ya que la música es el medio por el cual los
hechos narrados de manera individual son escuchados por una colectividad.
La
música en Bolivia es una manifestación que genera cohesión, articula y registra
la historia constituyéndose en un elemento que acompaña la dinámica histórica y
social del país. En palabras de Cárdenas: “la música criollo-mestiza de Bolivia
alcanza su mayor presencia y desarrollo durante la Guerra del Chaco y los años
que siguieron hasta la Revolución de Abril de 1952” (2013: ¶ 1). Esta conflagración fue crucial en la construcción de los
proyectos políticos posteriores, así como los cambios sociales que vivió el
país siendo un factor que dio forma a las identidades sociales en Bolivia que revalorizarían
las expresiones folclóricas bolivianas.
Este
conflicto bélico y los hechos sucedidos en él, quedaron plasmados en varias
cuecas tradicionales como las cuecas; Destacamento
220, Destacamento 111, Infierno verde,
Boquerón, Carandaití o la cueca titulada, Al
teniente Villa. Estas
canciones, trascendieron en el tiempo conectando generaciones y transmitiendo
las historias y valores plasmados en ellas. De esta manera, la música popular
folclórica sucrense guarda una cercana relación con la Guerra del Chaco, las
cuecas que inmortalizaron este suceso pueden ser analizadas en cuanto a su
forma o su profundo significante simbólico; puesto que ensalzan la valentía, la
bravura y el romanticismo de los sucrenses, siendo una constancia de la
relación entre el arte y los fenómenos sociales.
La cueca Destacamento 220 rinde homenaje a la tropa de soldados del mismo
nombre y tuvo entre sus filas a Gregorio Donoso Daza y Antonio Auza Paravicini,
personajes muy ligados al ambiente bohemio. Esta cueca fue interpretada por
Felipe Flores y Daisy Caba y tuvo bastante popularidad entre los años 40 y 50.
El Destacamento 220 no fue el único contingente militar que inspiró la
creación de canciones. En Sucre, es aún bastante popular la cueca Destacamento 111. Sobre la popularidad
de esta cueca, el locutor y periodista Svonko Cano Valenzuela, relata cómo
hasta hoy en día esta canción gusta mucho y es muy popular en Sucre, siendo una
de las más pedidas en el programa de radio que él dirige, llamado: Tesoros chuquisaqueños, programa que
difunde leyendas, tradiciones y música tradicional de Sucre y Chuquisaca. Esta canción representa a través de su
letra, recuerdos y memorias de lo que significó la jornada del 17 de marzo de
1933 cuando los soldados del Destacamento
111, comenzaron su marcha hacia las candentes tierras del Chaco.
Este
destacamento, además, tiene otra connotación ligada a la música popular en
Sucre, ya que fueron parte del mismo varios músicos, intérpretes y artistas.
Como el papá del armonista Román Romero Fernández, quien también era armonista,
el poeta Ovidio Céspedes Toro o los hermanos del pianista Fidel Torricos Cors,
como lo comenta Cano Valenzuela:
[l]a cueca, Destacamento
111, es muy pedida, muy requerida, muy escuchada y muy gustada, por dos
motivos creo yo. Primero por la historia que tiene esta letra, escrita en 1933,
porque bueno ahí juega un papel importante un músico de mucha tradición como es
don Miguel Ángel Valda que le pone la música a esta pieza musical.
(Comunicación personal, 2019)
Cabe
mencionar que la popularidad de la cueca Destacamento
111 refuerza la asociación de la patria como una madre lo que a su vez se
asocia con la idea maternal de Sucre, ciudad de donde emergió la bolivianidad,
según las cuecas y bailecitos que son parte del repertorio acústico de la
bohemia sucrense.
Los soldados que fueron a la Guerra
del Chaco llamaron al Chaco Boreal como “infierno verde” por el intenso calor y
la sequedad del ambiente que sofocan en esta región y por la ausencia de agua
en época de estiaje. Esta situación inspiró la creación de la cueca que fue
conocida de esta manera; no obstante, el nombre original es, Destacamento Chuquisaca, y fue compuesta
por Miguel Ángel Valda, otro de los músicos emblemáticos del movimiento bohemio
en Sucre.
La canción Boquerón, que corresponde al género
musical foxtrot, fue compuesta por Antonio Montes Calderón, compositor y
director de orquestas y bandas; quien, así como otros músicos, asistió a la
Guerra del Chaco (1934) como soldado raso. Esta cueca rinde homenaje a la Batalla de Boquerón, destacando la
bravura y valentía del soldado boliviano, plasmando la esperanza de una
victoria que nunca llegó.
Otras cuecas
inmortalizaron los sucesos ocurridos en esta batalla como la cueca titulada, Al Teniente
Villa, que rinde homenaje al teniente del mismo nombre, apodado “Fantasma
de la Muerte”. Esta cueca, cuya letra corresponde a Antonio Gonzales, fue
posteriormente restaurada por Luciano N. Bustios, abogado, nacido en 1887.
La Guerra del
Chaco generó una urgencia de construcción de una identidad nacional, la cual
fue reivindicada en los años posteriores con el surgimiento y consolidación del
Movimiento Nacionalista Revolucionario y la llamada Revolución Nacional. Lo que
cambió el destino de Bolivia como país, e influyó en el rumbo de la música
boliviana, plasmando los hechos acaecidos en esta conflagración en canciones y
otras obras artísticas que, en el caso de Sucre, contribuyeron a configurar la bohemia con sus expresiones y prácticas
sociales.
La música de la bohemia sucrense
Dentro
de las fronteras de Bolivia es común identificar, por ejemplo, a Santa Cruz con
el ritmo de Taquirari o a Tarija con
la Cueca chapaca. En el caso de
Sucre, la Cueca sucrense o el bailecito son característicos de la
ciudad, asociados a su historia y cultura, intrínsecas en la cimentación
identitaria sucrense. En ocasiones, sus textos manifiestan protestas y
reivindicaciones a su progreso, valores o cantos al amor o a la querencia y
reflejan ciertas características asociadas al ser sucrense, como el humor
sarcástico típico de los epigramas, formas poéticas de amplia difusión en Sucre
en el siglo XX.
Las
obras musicales son evocativas y un referente histórico, social y político que
conectan las generaciones pasadas con las actuales, inmortalizando historias y
legados ancestrales a través de notas y melodías. Sobre este aspecto, Moya
menciona:
(…) son parte de la identidad, porque son parte de un
legado, por lo menos de dos o tres generaciones. Es un legado. Todos tocamos
cuecas, todos escuchamos en la casa una cueca, un bailecito, algo de música
nacional al mediodía. A mí me pasa cuando estoy solo escucho una cueca, y sigo
entre mis cosas. Obviamente, buenas cuecas. Además de lo bonito de los
balcones, lo bonito de los portones, de lo rico de la comida, ¿cuál es el otro
elemento en una ciudad o en un pueblo? Es su música. (Comunicación personal, 2018).
La
popularidad de las cuecas y bailecitos puede ubicarse en la primera mitad del
siglo XX, momento en el cual se popularizaron a los autores que nacieron a
finales del siglo XIX, como Miguel Ángel Valda, Simeón Roncal o José Lavadenz,
quienes son considerados como los más influyentes a nivel de composición.
El refuerzo del carácter de ciudad culta
A
nivel institucional la Universidad Mayor, Real y Pontificia de San
Francisco Xavier de Chuquisaca, la Escuela Nacional de Maestros Mariscal Sucre, el Colegio Junín y el Colegio
San Cristóbal influyeron en la identidad sucrense en la segunda mitad del
siglo XX; ya que reforzaron el carácter cultural de la ciudad, el cual fue
reivindicado como una consecuencia de la pérdida del poder político y el
empobrecimiento de las élites regionales como consecuencia de la Revolución del
1952. Canciones como Colegio Azul,
(letra de Bernabé Ledezma y música de Antonio Auza Paravicini) o Campanita del colegio son parte del
acervo musical de Sucre. Estas canciones fueron creadas para el Colegio Junín e inspiradas en esta
institución.
La
relación del Colegio Junín con la
bohemia sucrense es completamente estrecha, pues tuvo como estudiantes y
maestros a destacadísimos hombres de letras. Citemos entre poetas, escritores,
alumnos y maestros que se formaron en esta institución a: Daniel Calvo (Sucre,
1832-1880), Ricardo Mujía (Sucre, 1860-1938), Nicolás Ortiz Pacheco (Potosí,
1893-1953), Ricardo Jaimes Freire (Tacna, Perú, 1868 - 1933), quienes serían
algunos de los pilares de la producción artística, no sólo de Sucre sino de
Bolivia. Escritores del talento de Carlos Medinaceli, escritor sucrense y autor
de la novela titulada La Chaskañawi,
se formó en esta institución siendo su maestro el poeta, periodista y escritor
chuquisaqueño Claudio Peñaranda, también ex alumno del mismo colegio, autor de
muchas cuecas sucrenses. Sobre el particular en una nota de prensa publicada en
el suplemento literario de Correo del Sur se escribió: “[…]alumnos del Colegio
“Junín”, estrenaron en el verso su pluma de futuros escritores como Carlos
Medinaceli, Julián V. Montellano, Enrique Reyes Barrón, Carlos Morales y
Ugarte, Luis N. Toro, Roberto Guzmán Téllez, Crisanto Valverde y otros” (Ríos
Quiroga, 1995: 1).
García
Rosquellas (1963), respecto a los
poetas formados por Claudio Peñaranda, menciona: “[l]os aedas del coro de
Peñaranda son maestros del juego verbal que comienza a perder la clásica
afición al concepto y a la comunicación del pensamiento, para buscar el efecto
sonoro”
(6). Cabe mencionar que varios de
estos poetas tuvieron una estrecha relación con la bohemia al haber compuesto
muchas letras de canciones o haber plasmado la vida de las chicherías en sus
obras.
La
Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca también influyó en la bohemia
sucrense, no sólo al haber formado y albergado a músicos y escritores de la
talla de José Lavadenz y Guillermo Francovich; sino que también inspiró la
creación de obras artísticas. Se tienen dos ejemplos: la cueca Viva la Universidad y la canción Cueca del estudiante. Esta canción fue
compuesta por Carlos Antezana, autor de su letra y música y narra la vida del
estudiante quien es un personaje típico en Sucre dada la tradición
universitaria de la ciudad.
También la poesía inmortalizó a la
Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca, dando fe de la importancia
de esta institución en la vida del pueblo sucrense y en su bohemia. Es de esta
forma que Mendoza compuso un poema en honor a la universidad, cuya letra dice:
“en la ciudad aún falta lo mejor, lo que será su honor de mayor calidad, ¿Y qué
es eso? Escuchad al monje al oidor, al siervo y al señor: es la Universidad” (Mendoza, 1938: 38).
La música y los medios de comunicación en la identidad
cultural
“Los medios de comunicación social
han protagonizado el gran encuentro informativo del siglo XX” (Fernández García, 2001: 11). En
las décadas posteriores a la guerra del Chaco, la radio ocupó un espacio
importante en la configuración de la realidad social, en vista de que otros
medios de comunicación, como la prensa escrita[13], no contaban con la
presencia ni el alcance de la radio. En Sucre, las dos radios más antiguas son Radio Chuquisaca y Radio La Plata. La primera “inició
sus operaciones el 29 de septiembre de 1928 con el código CP” (Reyes Velásquez, 1999: 47). En cambio, Radio La Plata,
comenzó sus operaciones en 1943, constituyéndose con el tiempo en una radio
tradicional de la ciudad. En más de siete décadas de existencia este medio de
comunicación, ha impulsado la formación de grupos folclóricos musicales como: Bonanza, Horizontes y el grupo Huaira. Dentro de su grilla de
programación radial hubo uno que tuvo un gran impacto en la construcción de la
identidad cultural local: Mensaje de
bolivianidad. Este programa dominical no sólo difundió canciones grabadas,
sino que patrocinó a los músicos chuquisaqueños permitiéndoles tocar en vivo en
los estudios y cabinas de la misma radio posibilitándoles el darse a conocer.
El Dúo Rendón Arandia, Mauro Núñez Cáceres y el Dúo Santelices, así como muchos otros,
tocaron en vivo en Radio La Plata.
Quaglini,
ex locutor vinculado a Radio La Plata,
que fue parte de este programa, menciona respecto a la influencia de la radio
en Sucre: (…) “[y]o tenía mucha relación con gente
de la ciudad, sobre todo en las casas comerciales, ellos me indicaban que Mensaje
de bolivianidad era el acompañante del almuerzo de domingo” (Comunicación
personal, 2018).
La
difusión de la música tradicional de los artistas sucrenses y chuquisaqueños
efectuada por las radios contribuyó a difundir los valores, mensajes e ideas
centrales plasmados en los géneros musicales propios de la música popular,
siendo uno de los temas recurrentes el amor a la ciudad y el amor a la cultura
sucrense.
Conclusiones
En
la ciudad de Sucre, los músicos y los poetas encontraron un nicho acogedor
proclive a las artes, siendo el ambiente de bohemia el espacio ideal para
generar ese encuentro fecundo, que dio como resultado, prolíficas obras
artísticas que marcaron el rumbo del arte y la construcción de la identidad
bohemia, tanto individual como social. Cabe mencionar que, el arte al ser parte
de la cultura de una sociedad, está ligado con el quehacer diario de los
individuos, quienes participan en la adquisición de identidades sociales
influenciados por las prácticas culturales. La identidad de un pueblo, una
nación, o cualquier conglomerado social, se expresa y se construye a través de
sus manifestaciones culturales; en este caso, las manifestaciones artísticas,
al ser parte de la cultura de un pueblo, son un nexo que va creando lazos
identitarios entre los miembros de un conglomerado social. Este hecho repercute
en el comportamiento social, creando así identidades en común con elementos que
se acentúan o emergen en determinados momentos históricos.
La
bohemia, como forma y actitud de vida originada en Europa, involucró
comportamientos y prácticas sociales propias y diferentes para ese periodo histórico.
Los bohemios sucrenses adoptaron esta forma de vivir, debido principalmente a
la influencia artística romántica de Francia, sumada a las características
históricas, como la pérdida en la Guerra Federal, e incluso, las
características geográficas propias de la ciudad de Sucre. Es así que se observa un paralelismo,
similitudes en las prácticas sociales como la relación entre los bohemios
franceses y el Demi-monde, o la relación de los bohemios sucrenses con las
chicheras. Cabe mencionar que tanto las mujeres del Demi-monde y las cholas chicheras de Sucre fueron mujeres que no
encajaban en las normas de la moral imperante en sus sociedades aplicadas
rigurosamente a las mujeres de otras clases sociales.
El
Romanticismo, que se trasuntó en el movimiento bohemio sucrense, llegó a
Bolivia de la mano del liberalismo, movimiento ideológico relacionado con el
proceso de independencia. El romanticismo dejó su impronta en muchas
disciplinas, tales como la literatura y la historia. Sucre al ser el centro intelectual
del país, recibió una influencia prolongada de este movimiento, la cual llegó
incluso hasta el siglo XX, superviviendo aún hoy en día, en las prácticas
artísticas. Uno de los motivos de esta influencia es el hecho de que se leía
mucho a los autores románticos y a los modernistas quienes tuvieron una gran
influencia del romanticismo. Fue así que los intelectuales y lectores de las
clases medias y altas compartieron sus ideas en los lugares de entretenimiento,
como las chicherías. De esta manera, el romanticismo inspiró la creación de
tertulias literarias y artísticas al calor del consumo de la chicha y la
compañía de las cholas chicheras sucrenses. Esta relación entre los bohemios y
las chicheras dio nacimiento a cuecas, bailecitos, huayños y literatura. Estas
manifestaciones artísticas inmortalizaron el imaginario social de los bohemios,
contribuyendo a configurar la identidad cultural sucrense, aportando así, en la
construcción de identidades sociales.
Otro
aspecto, que pudo influir en la conformación de grupos bohemios que tenían como
punto de reunión las chicherías, fue el carácter conservador de los sucrenses.
Este hecho generaba una doble faceta, particularmente en los hombres, quienes
ante la sociedad eran profesionales, médicos o abogados, pero que en los fines
de semana asistían a las chicherías y entablaban relaciones con las chicheras.
Fruto de esos encuentros amorosos, ocasionales o prolongados, se conformaron
familias que serían la más alta expresión del ser sucrense. Estos encuentros
quedaron inmortalizados en las producciones artísticas: novelas literarias,
canciones y poemas fueron el resultado de esta simbiosis de personas que se
identificaban como de grupos o clases sociales diferentes.
La
bohemia sucrense a partir de su surgimiento, a finales del siglo XIX y avanzado
el XX, se ha constituido en un elemento que es parte de la construcción
identitaria en la ciudad de Sucre. Este hecho, se observa en diferentes facetas
como en las costumbres y los mensajes de las producciones artísticas ligados a
la pertenencia a la ciudad. La bohemia sucrense al difundir canciones,
costumbres y tradiciones desde finales del siglo XIX, en el siglo XX e incluso
hoy en día, continúa contribuyendo a crear identidades culturales y sociales,
fortaleciéndolas, conectando generaciones separadas por los años. En este
sentido, la bohemia sucrense se constituye en una dimensión -entre otras- de la
identidad social.
La
bohemia sucrense se constituye en un estilo de vida que involucra cierto tipo
de prácticas sociales con discursos y mensajes propios como el amor a Sucre y
la añoranza de épocas pasadas. Las prácticas sociales de la bohemia involucran
el consumo de alcohol, acompañado del disfrute de platos típicos en lugares de
encuentro, como las antiguas chicherías. Estas prácticas se aprecian en las
letras de canciones, así como en las conversaciones de los bohemios, en las
cuales la nostalgia está casi siempre presente evocando el pasado y sacando un
sentimiento de frustración por un futuro que debió ser, pero que no fue. De ahí
que es común, en las conversaciones entre los músicos bohemios de más de 50
años, escuchar temas recurrentes como el amor a Sucre, el destino de la región
o la política concerniente al desarrollo de la ciudad. De esta manera, el amor
a la ciudad es un tema principal que también se observa como regular en las
canciones típicas oriundas de Sucre.
Al
recorrer las calles del centro de la ciudad, en el casco histórico, se ven
pegados sobre los muros en algunas esquinas, cuadros compuestos por azulejos
con letras de canciones tradicionales; cuecas y bailecitos quedaron estampados
en las paredes blancas de la ciudad inmortalizando el alma de los bohemios. Es
así que, el evocar al pasado es otra característica del movimiento bohemio, el
cual tiende a mirar con melancolía épocas pasadas de Sucre, así como la gloria
que debió tener.
Respondiendo
las preguntas que guiaron esta investigación se puede manifestar que la Bohemia
sucrense con sus poetas, músicos e intelectuales, aportó en la construcción identitaria
del pueblo sucrense al conectar generaciones, transmitir y reproducir valores,
tradiciones y costumbres. Sin embargo, estos aportes e influencias se
circunscriben al casco histórico o centro de Sucre, permeando evidentemente
otras zonas de la ciudad, ya que hay pobladores que, si bien no viven en el
centro de la ciudad, están relacionados con el mismo por su forma de vida o por
haber vivido de niños en él. También es necesario enfatizar que la migración en
Sucre generó y genera nuevas expresiones artísticas y culturales que
interaccionan con las antiguas, creando nuevas identidades o influenciando en
las existentes.
Después
de todo lo mencionado, surgen varias interrogantes. ¿Qué elementos de la
bohemia constituyen la identidad social sucrense?, ¿cuáles son las
especificidades de esta identidad social?, ¿cómo se han relacionado las
expresiones artísticas y prácticas denominadas culturales con la configuración
de un “deber ser” de Sucre? Respondiendo
a estas interrogantes, se puede mencionar que existe una relación de
configuración y reconfiguración de valores, prácticas y tradiciones entre la
bohemia sucrense y su música con los hechos históricos mencionados; lo cual se
conecta también con la defensa y el ensalzamiento de ciertas instituciones. En
este sentido, los hechos históricos abordados y los sentimientos emergentes de
ellos, quedaron plasmados e inmortalizados en la música de la bohemia sucrense;
así como en sus prácticas transmitidas a las generaciones posteriores. De esta
manera las expresiones artísticas y prácticas denominadas culturales de la
bohemia, configuraron un sentimiento de pertenencia y de “deber ser” de Sucre.
Como elementos de la bohemia que constituyen la identidad social sucrense, se puede mencionar al amor a la tierra, la identificación de la ciudad de Sucre como una madre a la que se debe defender, la frustración por la pérdida de la guerra civil, el romanticismo de los compositores, la despedida, y un profundo amor hacia una mujer amada ausente, lo que claramente es el resultado de la separación de las parejas en la Guerra del Chaco. En cuanto a las especificidades de estos elementos, se puede mencionar que los mismos tuvieron una gran presencia en la ciudad hasta las décadas posteriores a la Guerra del Chaco. Con posterioridad a esta conflagración, la ciudad recibió oleadas de migrantes quienes trajeron sus expresiones culturales configurando así una nueva bohemia, por ello es que la denominada bohemia sucrense tradicional ligada a la música y a los compositores del siglo XIX quedó relegada a aquellas personas ligadas al casco histórico de la actual ciudad, es decir la antigua ciudad. Se debe tomar en cuenta, además, al factor generacional, ya que las actuales generaciones evidentemente ya no sienten la misma identificación con los hechos históricos y sociales que dieron forma a la bohemia sucrense folclórica tradicional.
Finalmente, se destaca que la
bohemia sucrense abre la reflexión hacia un espacio de para la investigación
sobre las prácticas y las representaciones culturales como construcciones de
imágenes de renombre y espacios de poder en la identidad social en Sucre, y la
función social del arte y de la cultura como memorias de una sociedad.
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[1] Una parte de esta investigación ha sido
comunicada en un blog para la difusión de temas relacionados con el arte y la
cultura. El cual está disponible en https://www.sietedecopas.com/bohemia-sucrense-e-identidad-social/
[2] Pedagoga
Neuroeducativa. Docente de posgrado de la Universidad Mayor, Real y Pontificia
de San Francisco Xavier de Chuquisaca (Bolivia). Investigadora Educativa con
amplia experiencia profesional en educación superior. Doctora en Ciencias de la
Educación (Universidad Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier de
Chuquisaca). Especialista en Neurodiversidad (Universidad Católica “San Pablo”
de Bolivia). Licenciada en Pedagogía (Universidad Mayor Real y Pontificia de
San Francisco Xavier de Chuquisaca). Miembro de la OBMC (Organización boliviana
de mujeres en ciencia) capítulo Chuquisaca. Miembro de la OWSD Bolivia
(Organización para las mujeres en ciencia para el mundo en desarrollo).
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-2756-379X
E-mail: nataly.gantier@gmail.com
[3] Abogado
y licenciado en Idiomas. Docente de pregrado en la Universidad Mayor, Real y
Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca. Sus estudios de posgrado los
realizó en la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica donde se graduó de la
maestría denominada Estudios Ibéricos e
Iberoamericanos. Actualmente es estudiante de doctorado en Ciencias
Sociales. Posee publicaciones que versan sobre cultura, violencia y coerción.
Su tesis doctoral versa sobre el análisis crítico del discurso en la música de
la bohemia folclórica del sur de Bolivia en la cual se analiza al género como
categoría social
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-2707-124X
E-mail: danielkiriginz@gmail.com
[4] La zona del casco histórico, que antiguamente se
constituyó en la ciudad misma, corresponde al centro de la actual ciudad donde
se han preservado costumbres y tradiciones, así como la arquitectura neoclásica
y colonial.
[5] Forma de vida ligada al arte.
[6] Cueca: género musical, baile en parejas
con pañuelos en la mano y figuras circulares, conocida desde fines del siglo
XVIII.
Bailecito chuquisaqueño: baile en parejas picaresco y coqueto, de ritmo marcado,
refleja el juego amoroso de la pareja y le sigue, generalmente a la cueca
chuquisaqueña (propia de la región de Chuquisaca, Bolivia).
Huayño: género
musical de las regiones andinas, procedente de la palabra quechua huayñunakunay, que significa bailar tomados de las manos.
Caluyo: baile de la
región andina que incluye zapateos y mudanzas.
[7] Las chicherías son
locales comerciales de expendio de chicha, bebida alcohólica tradicional en
Bolivia.
[8] Mujeres encargadas de
la venta de la chicha en las chicherías.
[9] Término que alude a
prácticas culturales que naturalizan y normalizan la corrupción que consisten,
entre otras cosas, en dar dádivas y, fundamentalmente, ayudar de manera
corrupta a amigos o familiares respecto a la obtención de trabajos o beneficios
generalmente en la administración pública.
[10]
[11] El término capitalía
significa el deseo constante del pueblo Chuquisaqueño de retorno de todos los
poderes del Estado a Sucre (Poder Legislativo y Ejecutivo)
[12] El conflicto denominado como “Incahuasi”
consistió en que dos regiones, Chuquisaca y Santa Cruz entraron en discusión en
torno a la ubicación de este campo. Ambas regiones argumentaron que el mismo se
encontraba en sus departamentos respectivamente.
[13] Cabe mencionar que la prensa escrita fue el
principal medio de comunicación mucho antes del ingreso de las radios en
Bolivia.